El Diccionario de la Real Academia Española define la palabra cotilla como: “Persona amiga de chismes y cuentos”. Todos sabemos lo que significa ser un cotilla, ahora bien esta palabra tiene otro significado caído en desuso que alude a una pieza de la ropa interior femenina muy usado en el siglo XVIII. El diccionario la recoge de la siguiente manera: “Ajustador que usaban las mujeres, formado por lienzo o seda y de ballenas”.

La cotilla era un corpiño con ballenas que se colocaba sobre de la camisa, levantaba y ensalzaba el pecho, estrechaba la cintura y se ataba con cintas por detrás o por delante, tal y como podemos apreciar en las piezas que se conservan en los museos. La camisa era una segunda piel y la pieza básica de ropa interior para ambos sexos. En los siglos XVI y XVII la retratística pone de manifiesto que algunos modelos de traje femenino dejaban el escote y las mangas de la camisa al descubierto; las llamadas mangas perdidas (parcialmente abiertas) también la mostraban. Normalmente los encajes de la camisa se disponían en lugares donde se pudieran lucir.

En El intruso, obra del pintor holandés Metsu, vemos a una dama a medio vestir. Un caballero entra en su dormitorio mientras la criada le frena, ya que su señora se encuentra en medio de su toilette. Si nos fijamos detenidamente, observamos que luce un precioso corpiño cuyas mangas son independientes del cuerpo al que se atan al cuerpo por medio de cintas.

La moda femenina del siglo XVIII apostó por la sensualidad, las líneas básicas de la silueta ya no se encubrían sino que se enfatizaban. El amplio escote se puso de moda para escándalo de algunos y disfrute de la gran mayoría, aunque las damas comenzaron a mostrarlo durante la Baja Edad Media. Desde el siglo XIV el escote había gozado de momentos álgidos, no tanto en nuestro país donde el puritanismo estaba a la orden del día en cuestiones de vestimenta. En España a finales del siglo XVII el escote empezó a asomar tímidamente, en un principio era recto, pero poco a poco fue bajando dejando los hombros al descubierto aunque las mangas seguían cubriendo los brazos por completo.

En los ajuares femeninos la aparición de corpiños (cuerpo sin emballenar) y cotillas es una constante. La ropa interior se confeccionaba con lino, llamado lienzo en la época. Los tejidos fabricados con este material eran diversos, los había bastos y finísimos (muchos importados de Francia y Países Bajos). La crea y la estopilla eran baratas, mientras que la holanda (también llamada olan y olandilla) era costosa. En los documentos de la época hemos encontrado cotillas confeccionadas de otros materiales, como raso y damasco de los más variados colores, e incluso guarnecidas con encajes. A lo largo del siglo XVIII se produjo la eclosión de la industria encajera sobre todo en Francia, cuyo gobierno protegió y propulsó diversas manufacturas hasta inundar toda Europa con sus delicados y apreciadísimos trabajos.

La cotilla desembocó en el corsé en el siglo XIX, este se convirtió en la prenda básica de la ropa interior femenina y en la primera pieza fabricada masivamente. Para se confección se utilizaban materiales muy resistentes y luego se forraban con tejidos ricos como la seda. La moda impuso cinturas de avispa, pero se llegó a tal extravagancia que algunos médicos alertaron de lo peligroso que era para la salud tener el torso tan comprimido por las ballenas.

En 2012 se produjo un importante hallazgo en el Castillo de Lemberg en Austria. Un grupo de arqueólogos encontró cuatro sostenes de lino que datan de la Edad Media. Los investigadores en moda lo describen como sorprendente porque se consideraba que el sostén femenino era un invento relativamente reciente.

El primer sostén que se patentó fue creación de la norteamericana Mary Phelps Jacob el 3 de noviembre 1914, aunque parece que su popularización se debe a la actriz Jane Rusell en la película The Outlaw (1943). Rusell usó un sostén diseñado por Howard Hughes, el famoso multimillonario que producía y dirigía la película. Parece ser que la actriz lo encontró incómodo y utilizó en secreto el suyo propio. En definitiva, la historia de la ropa interior femenina corre paralela a la historia de la mujer, de las transformaciones sociales y de la evolución de las mentalidades.
Admirable cómo estás telas an permanecido tras tantos años , me encanta el trabajo tan exquisito de la construcción de las prendas
Tiene razón. Es una maravilla que algunas de estas piezas hayan llegado a nuestros días, son testigos de su época. Un saludo.
Muy bueno
Muchas gracias.
Bueno, pienso que en la moda ya todo esta y ha estado inventado, solo lo vamos cambiando y adaptando a las necesidades de la vida y de la economía, y respecto de la creación del sostén… ¿qué cosa no habrán querido patentar los estadounidenses?, bueno a veces hasta algunas cuestiones de culturas originarias, y bueno Doctora Bárbara, usted mejor que nosotros sabra que se perdió mucha historia en todos los aspectos durante el oscurantismo de la edad media, así que podremos decir: ¡qué viva la arqueología!, que de repente nos arroja tanta luz….gracias.
La historia es algo en perpetuo movimiento y cada descubrimiento arroja nuevas luces y planteamientos. Muchas gracias por su comentario y un saludo.