
CaixaForum de Madrid nos ofrece hasta el próximo 5 de enero la exposición «Mediterráneo. Del mito a la razón», resultado de la colaboración de diversos museos europeos, lo que ha permitido reunir una magnífico repertorio de obras de la antigüedad grecolatina. Desde el Oriente próximo a Egipto hasta llegar a Grecia y Roma, el mare nostrum fue la vía para la difusión de creencias, ideas y conocimientos, cuyo colosal legado ha llegado a la actualidad. Cuna de la civilización occidental y lugar de encuentro e intercambio durante siglos. Sus aguas posibilitaron no solamente el comercio, sino también la difusión del pensamiento.

En el siglo VI a. C. filósofos como Tales de Mileto o Heráclito dejaron de creer que el universo era una obra divina y atribuyeron su existencia a la acción de los cuatro elementos: agua, tierra, aire y fuego. El mito ya no bastaba para explicar el origen y el sentido del cosmos. Los hombres se enfrentaban a un enigma, que debían resolver por sí mismos. Las ciudades griegas incorporaron un espacio público, que ya no pertenecía a los dioses sino a la comunidad. Nuevos valores como la paz, la prosperidad y la justicia fueron divinizados y personificados en el ágora, el corazón de la urbe.

La exposición pone de manifiesto estos nuevos valores a través de una cuidada selección de ciento sesenta y cinco obras griegas y latinas seleccionadas por el comisario Pedro Azara. Estatuas, relieves, cerámicas, frescos, mosaicos y joyas procedentes de diversos museos europeos, entre los que destacan colecciones públicas de Grecia e Italia y la reconstrucción virtual del ágora de la Atenas de los siglos V-IV a. C.

A mediados del primer milenio antes de Cristo, en las costas orientales del Mediterráneo se generaron nuevas concepciones del mundo que han sido esenciales en el devenir cultural europeo. El cuestionamiento de la necesidad de los dioses para descifrar los enigmas del cosmos; la organización de ciudades alrededor de un espacio central común como lugar favorable al encuentro y al diálogo, junto con una nueva consideración de la persona que sustituye la potencia física del guerrero por la fuerza interior del filósofo.

Estas ideas permitieron establecer una nueva relación entre hombres y dioses, y entre los mismos seres humanos, buscando a veces puntos de encuentro y revelando secretas admiraciones mutuas en vez del sistemático deseo de destrucción. La muestra combina mitos, y la historia de la voluntad del hombre mediterráneo para ir más allá del pasado cuando decide enfrentarse al destino, prescindiendo de los dioses para interrogarse acerca de los fundamentos del mundo.

Se presenta el Mediterráneo como vía de comunicación de creencias, ideas, conocimientos y formas culturales. En su recorrido, la exposición profundiza en la evolución del pensamiento entre los siglos VI a.C. y IV d. C., que supuso la creación de una nueva forma de ver el mundo.«Hemos querido destacar algunos de los valores que aparecieron en el Mediterráneo, principalmente en la cultura grecolatina, que se extendieron por otras partes del mundo y que han llegado hasta nosotros. Se trata de una cultura en constante contacto con otros», ha comentado el comisario en la presentación.

El primero de los capítulos está dedicado a la mitología, con piezas relacionadas con los míticos periplos de Ulises, Jasón o Heracles, así como con el rapto de Europa. El segundo ámbito, titulado”El Cosmos” nos habla de los enigmas del mundo y se inicia con la frase de Jenófanes: «Ciertamente, los dioses no revelaron todas las cosas desde el principio a los hombres, sino que, mediante la investigación, llegan estos con el tiempo a descubrirlas». Azara expone: “En el siglo VI a.C. existen dos explicaciones para entender el mundo, el mito y la razón. Las dos se complementan y una explica a la otra».

Los héroes de esta nueva era fueron los filósofos e historiadores, que ahondaron en la oscuridad proyectada por la Esfinge, enviada a los humanos por los dioses, no solo a contar lo que veían, sino en buscar las razones que explicaban los hechos e intentar resolver los enigmas del mundo. Especial importancia reviste el apartado dedicado a “El espacio común. La ciudad dialogante», materializado en el ágora:»lugar para el diálogo e intercambio de ideas y mercancías». Varios incunables sirven para mostrar la organización política, mientras que otras piezas están relacionadas con el innovador sistema político que surge del ágora: la democracia. A raíz de la fuerte crisis política y social que se produjo a finales del siglo VI a. C., una serie de reformadores, desde Solón hasta Pericles, realizaron profundos cambios que culminaron en la instauración de la democracia.

Si que me has sorprendido!!! enhorabuena Barbara!!!!!
Eso me alegra mucho. A ver si con lo próximo te dejo ya de piedra. Mil gracias por comentar.
¡Que alegría me das Manolo! Veremos que pienso ahora para seguir sorprendiéndote. Un fuerte abrazo.
Impresionante las cráteras . Enorme Heráclito y …! grande Mare Nostrum !
Así es Manolo. Disfruté mucho la visita a esta exposición. Un abrazo.