Los hijos malogrados de Felipe II


          Nadie se libra de desgracias, incluso las personas que han nacido tocadas por la mano de la fortuna. Hoy nos hacemos eco de Felipe II y de los grandes avatares que la vida le deparó. El monarca se encontró en la cuarentena, después de varios intentos fallidos, sin un varón que heredara sus vastos dominios a lo ancho del globo. Su hijo primogénito, el infante don Carlos de Habsburgo y Avis (1545-1568), fue posiblemente víctima de los continuos matrimonios consanguíneos de la dinastía. Sus padres eran primos hermanos por partida doble, de tal manera que en vez de ocho bisabuelos, solo tenía cuatro. Los enlaces entre familiares tan cercanos necesitaban de la correspondiente licencia papal, aunque el verdadero problema, no conocido por aquellos tiempos, estribaba en que los hijos nacidos de estas uniones acarreaban diversas enfermedades físicas y psíquicas.

Alonso Sánchez Coello. El Príncipe don Carlos. 1555-1558. Museo del Prado. Madrid.
Alonso Sánchez Coello. El príncipe don Carlos. 1555-1558. Museo Nacional del Prado. Madrid.

          Su madre, la infanta María Manuela de Portugal fue desposada con el futuro Felipe II, ambos de la misma edad. Con dieciocho años, falleció a los cuatro días de dar a luz. Los remedios médicos que se le aplicaron, a base de sangrías, muy probablemente aceleraron su fin. Según relatan las fuentes, el infante don Carlos fue un niño enfermizo con un carácter complicado y caprichoso. Su aspecto tampoco debía ser agradable ya que presentaba diversas anomalías, entre ellas una joroba. En los retratos cortesanos no vemos atisbo ningún defecto ya que los pintores trataban de ofrecer la mejor imagen, y más si cabe tratándose del heredero al trono. Sánchez Coello nos lo presenta elegantemente vestido luciendo la protuberante bragueta de moda por esos años. El infante no aparece de negro, como era costumbre en su padre, sino con un rico atuendo formado por jubón, calzas acuchilladas y un precioso bohemio, capa corta forrada con piel de lince

Alonso Sánchez Coello. Infante don Carlos. 1564. Kunsthistorisches Museum. Viena.
Alonso Sánchez Coello. El príncipe don Carlos. 1564. Kunsthistorisches Museum. Viena.

          La situación entre padre e hijo se volvió insostenible cuando el príncipe trató de conspirar en su contra. El rey ordenó su confinamiento y a los pocos meses don Carlos falleció. La leyenda negra afirmaba que Felipe II mandó matar a su hijo, e incluso a su tercera mujer, pero en la actualidad los historiadores no dan ningún valor a esta afirmación. Para Felipe II, que no olvidemos fue devoto de la labor de su padre Carlos V, debió suponer una honda preocupación el tener un hijo incapaz de asumir sus obligaciones. Al carecer de heredero varón, se vio obligado a contraer un nuevo matrimonio, esta vez con su sobrina carnal Ana de Austria, del cual nacieron cuatro varones y una niña. De estos cinco hijos, cuatro fallecieron en la niñez, quedando tan sólo el infante Felipe, el futuro Felipe III. Es famosa la frase del rey prudente sobre su hijo y sucesor: “Dios, que me ha dado tantos reinos, me ha negado un hijo capaz de gobernarlos. Temo que me lo gobiernen”.

Justus Tiel. Alegoría de la educación de Felipe III. Hacia 1590. Museo Nacional del Prado. Madrid.
Justus Tiel. Alegoría de la educación de Felipe III. Hacia 1590. Museo Nacional del Prado. Madrid.

          Pero estas desgracias ni siquiera se adivinaban unos años antes. En diciembre de 1571 nació el infante don Fernando, primer hijo del matrimonio. La noticia fue acogida con un júbilo extraordinario, sobre todo después de la victoria contra el imperio otomano en la batalla de Lepanto, que se produjo tan solo dos meses antes. El monarca encargó a Tiziano una pintura en la que aparece con su hijo y que podemos contemplar en el Museo del Prado. De los ocho hijos legítimos que tuvo el rey sobrevivió a seis de ellos, quedando a su muerte en 1598 la infanta Isabel Clara Eugenia y su sucesor.

Tiziano. Felipe II ofreciendo al cielo al infante don Fernando. 1573-1575. Museo Nacional del Prado. Madrid.
Tiziano. Felipe II ofreciendo al cielo al infante don Fernando. 1573-1575. Museo Nacional del Prado. Madrid.

          La medicina todavía carecía de herramientas para tratar muchas enfermedades, los problemas devengados del parto ocasionaban auténticos estragos. La misma madre de Felipe II, la reina Isabel, falleció a causa del alumbramiento de un hijo que también murió. Lo mismo ocurrió a su tercera esposa Isabel de Valois. Muchas mujeres, antes del trance, dictaban su testamento poniéndose en paz con Dios y con los hombres. Tampoco podemos obviar la altísima tasa de mortalidad infantil, solamente los más fuertes lograban sobrevivir. De los malogrados hijos de Felipe II nos quedan una serie de retratos no muy conocidos que aquí os dejamos. El más poderoso monarca de su tiempo después de una larga vida y cuatro matrimonios solo sobrevivió a dos de sus hijos, una auténtica tragedia.

Alonso Sánchez Coello. El infante don Felipe. Museo de Arte de San Diego. Estados Unidos.
Alonso Sánchez Coello. El infante don Felipe. Museo de Arte de San Diego. Estados Unidos.
Alonso Sánchez Coello. El infante don Fernando. Walters Art Museum. Baltimore. Estados Unidos.
Alonso Sánchez Coello. El infante don Fernando. Walters Art Museum. Baltimore. Estados Unidos.
Alonso Sánchez Coello. El infante don Diego.1577. Museo de Liechtenstein. Viena.
Alonso Sánchez Coello. El infante don Diego.1577. Museo de Liechtenstein. Viena.

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