
Apolo y Dafne es uno de los mitos griegos más tratados por el arte occidental. Esta historia se encuentra recogida en Las metamorfosisde Ovidio. Publio Ovidio Nasón fue un célebre poeta romano nacido en el año 43 a. C. Su narración nos adentra en las vidas, luchas, venganzas, amores y envidias del panteón griego. Un relato apasionante plagado de aventuras, traiciones, erotismo y sufrimientos, tan reales como la vida misma. Nuestro protagonista es Apolo, hijo de Zeus y hermano de Artemisa, patrón del oráculo de Delfos y una de las principales deidades de la Antigüedad. Dios de la belleza y de la armonía, pero también del orden y la razón. Su pasión por Dafne es un precioso relato sobre un amor imposible. El bello dios fue presuntuoso y en ello halló su castigo.

El amor es poderoso y puede herir imprevisiblemente con sus flechas a cualquier ser humano, incluso al más arrogante y frío. Cupido, el dios del amor, decidió castigar tamaño engreimiento: “…voló Cupido y se detuvo sobre el Parnaso; y disparó dos flechas; con una clavó el amor, y el desdén con la otra. Flecha de oro, la amorosa, aguda y sin remedio. Flecha plomiza, la desdeñosa, y roma. Aquella atravesó el pecho de Apolo, y ésta el de la ninfa Dafne.” La ninfa recibió la flecha de lleno, pero suplicó a su padre que le dejara conservar su virginidad y permanecer soltera como la diosa Diana.

Apolo intentó acercarse a ella, pero Dafne le rechazaba vehementemente: “(…) no me huyas porque únicamente el más inmenso amor me impulsa”. El dios trataba de conquistarla hablándole de sus indiscutibles méritos: “Hijo de Júpiter soy, y adivino el porvenir y soy sabio del pasado. Yo inventé la emoción de acortar el canto al son de la lira; mis flechas llegan a todas partes con golpes certeros. Mas, ¡ay!, que me parece más certero quien dio en mi blanco. Siendo el inventor de la medicina, el universo me adora como un dios bondadoso y benefactor. Conozco la virtud de todas las plantas (…) pero ¿Qué hierba existe que cure la locura de amor?”.

En la persecución, la ninfa huía en busca de su padre el río Peneo, al que exhortó de la siguiente manera: “¡Padre mío! Si es verdad que tus aguas tienen el privilegio de la divinidad, ven en mi auxilio…, o tú, tierra, ¡trágame!…porque ya veo cuán funesta es mi hermosura…Apenas terminó su ruego, fue acometida por un espasmo. Su cuerpo se cubre de corteza. Sus pies, hechos raíces, se ahondan en el suelo. Sus brazos y sus cabellos son ramas cubiertas de hojarasca. Y, sin embargo, ¡que bello aquel árbol! A él se abraza Apolo y casi lo siente palpitar. Las movidas ramas, rozándole, pueden ser caricias”.


Apolo conmovido ante lo que contemplaban sus ojos exclamó; “Pues ya que no puedes ser mi mujer, serás mi árbol predilecto, laurel, honra de las victorias. Mis cabellos y mi lira no podrán tener ornamento más divino. ¡Hojas de laurel! Los capitanes romanos triunfantes, subidos al Capitolio, ostentarán coronas arrancadas de ti. Tu cubrirás los pórticos en el palacio de los emperadores; y así como mis cabellos permanecen sin encanecer nunca, así tus hojas jamás dejarán de aparecer verdes”. Desde la Antigüedad clásica hasta el mismo Napoleón, la corona de laurel ha sido, no solamente atributo de las victorias en el campo de batalla, sino también el símbolo de los poetas y la maestría. Esta es la bellísima historia del legendario origen de un ornamento divino que se convirtió en humano.

Querida Bárbara: preciosísimo artículo el de hoy, por la historia en sí, y, como siempre, tan cuidadosamente escrito y descrito. Da gusto leerte! Estoy entusiasmada con tu blog! .
Un abrazo,
Consuelo T.
Me alegra mucho verte por aquí y que te haya gustado el post. Muchas gracias por tus palabras, para mi es muy especial saber que disfrutáis con mi trabajo.
Un fuerte abrazo.
Gracias Bárbara por este artículo tan ideal. Qué gusto leer algo así sobre todo este mes de vuelta de vacaciones que se hace tan cuesta arriba… Pensemos que somos ninfas y que nuestros Apolos después de todo mueren de amor por nosotros…..
Muchas gracias Marta ¡Pensemos eso!
Genial como siempre!!! Da gusto aprender con tus artículos.
¡Muchas gracias Manolo! A ver con que te sorprendo pronto.
Un fuerte abrazo.
Que preciosidad y que curiosidad de donde viene la corona d Laurel!!! Me ha encantado!!!
¡Me alegra! Es una historia preciosa, muy poética.
Muchos besos.
Maravilloso post el de hoy querida Bárbara. Con que pasión narras las cosas y con que simpleza las explicas. Me encanta que nos sumerjas en la cultura griega y los impresionantes relatos de Ovidio que me han hecho retornar a mis años de carrera.
Me encanta leerte!
Mil gracias por tu comentario Olivia. Es una historia única. Un fuerte abrazo.