“Entonces otro espectáculo más imponente y mucho más terrible se ofrece a los míseros troyanos y turba sus corazones desprevenidos. Laocoonte designado por sorteo sacerdote de Neptuno, se encontraba sacrificando ante los altares en los que se celebran solemnes sacrificios, un toro de gran tamaño.He aquí, que desde Tenedos, a través de la tranquila superficie del mar, (me horrorizo al narrarlo) dos serpientes se tienden con inmensos anillos sobre el piélago y a un tiempo se dirigen a la orilla. Sus pechos erguidos en medio del oleaje y sus crestas sanguíneas sobresalen por encima de las olas, el resto de su cuerpo por detrás recorre el mar y enroscándose arquea sus inmensos lomos. En las aguas espumeantes se produce un chapoteo. Y ya habían alcanzado la ribera y con sus ojos ardientes inyectados de sangre y fuego lamían con sus lenguas vibrantes sus silbantes bocas. Ante aquella visión huimos exangües. Ellas siguiendo una trayectoria fija se dirigieron hacia Laocoonte y primero ambas serpientes rodeando los pequeños cuerpos de sus dos hijos, se enroscan y devoran con su mordisco sus míseros miembros; a continuación se apoderan del propio Laocoonte, que acude precipitadamente en ayuda de aquellos con flechas en la mano y le sujetan describiendo enormes roscas; después de rodear dos veces su cuerpo por la mitad, y de enroscar por dos veces en torno a su cuello sus espaldas cubiertas de escamas, sus cabezas y sus enhiestas cervoces sobresalen por encima. El intenta desgarrar con la mano sus nudos; sus cintas sagradas están impregnadas de baba y negro veneno; al mismo tiempo alza hasta los cielos unos gritos horribles semejantes a los mugidos que lanza un toro cuando herido huye del altar y sacude con su cuello el hacha que no ha sido certera. las dos serpientes deslizándose huyen hacia el templo situado en lo alto, tratan de llegar a la ciudadela de la cruel Tritonia y se refugian bajo los pies de la diosa y bajo el orbe de su escudo”.
Virgilio. Eneida. Libro II.
Hagesandros, Athenedoros y Polydoros. Laocoonte y sus hijos. Siglo I d. C. Museo Pío-Clementino. Museos Vaticanos. © Fotografía Jean-Pol Grandmont.
La escultura es una copia de un original helenístico del 200 a. C. La obra, que fue descubierta el 14 de enero de 1506 en unos terrenos cercanos a la Basílica de Santa María la Mayor en Roma, causo un fuerte impacto en los artistas del Renacimiento.