Los museos de Bellas Artes de Le Mans, Angers y Tours se han unido para ofrecer, a partir de sus fondos de pintura nórdica, una interesante exposición dedicada al diálogo entre moda y pintura en los Países Bajos del siglo XVII. Una novedosa relación que nos adentra en una época fascinante de manera didáctica y amena.

Los cuadros nos muestran un detallado panorama de la indumentaria de todas las clases sociales, acompañadas de diversas prendas y textiles, tanto antiguos como modernos, que permiten una mejor comprensión del proceso del vestido, así como de su profunda significación. De hecho, la exposición no solamente se hace eco de la vestimenta propiamente dicha, sino que abarca otras esferas que permiten un conocimiento más acabado del Barroco en Flandes. La moda no es una cuestión de gusto o capricho, al menos totalmente, antes bien engloba muy diferentes aspectos de gran interés para reconstruir el pasado y acercarnos a mentalidades tan alejadas de las nuestras.

L’étoffe des Flamands revela un enfoque que nos permite adentrarnos en la vida cotidiana y en la importancia del traje como un claro marcador de estatus social. Podemos contemplar retratos de austeros burgueses calvinistas, pero también de nobles y príncipes, todo ello acompañado de grabados, dibujos, documentos, textiles antiguos, encajes, guantes, cuellos…que ponen de manifiesto el protagonismo de la moda en una de las zonas más ricas de la Europa del siglo XVII. Como es sabido, en Holanda, pequeña nación con un espectacular desarrollo comercial, este aprecio por los aspectos más cotidianos de la realidad dio lugar a una singular pintura de género, practicada por un importante número de artistas, algunos de ellos prodigiosos, que posee un extraordinario interés para el estudio de la vida privada y el ajuar doméstico.

La muestra nos permite contemplar obras maestras como el Autorretrato de Jacob Jordaens del museo de Angers y la serie de Sibilas del estudio de Jan van den Hoecke del museo de Le Mans, pero también redescubrir pinturas restauradas para la ocasión como el Retrato de una joven de Bartholomeus van der Helst, un icono del museo de Tours.

En un momento en que los Países Bajos, divididos entre la Holanda protestante en el norte y la católica Flandes en el sur, se enfrentaban en un largo conflicto, la industria textil y de la confección cobró en ambos una importancia extraordinaria, como signo inequívoco de su cultura y riqueza. Así, el célebre traje negro de los protestantes, considerado modesto durante siglos, en realidad refleja una riqueza sin ambages.

Como hilo conductor del discurso expositivo se reúnen retratos y escenas de género flamencas y holandesas, así como trajes femeninos y masculinos creados especialmente para la ocasión a partir de pinturas del siglo XVII. Con ese bagaje podemos viajar en el tiempo para comprender mejor una sociedad eminentemente mercantil que contribuyó de manera esencial a conformar el arte y la cultura europeos.
Del 9 de junio al 23 de octubre en el Museo de Bellas Artes de Tours