El milagro de Calanda


           El milagro de Calanda, atribuido a la intercesión de la Virgen del Pilar, es una de las historias más fascinantes del siglo XVII español. Tenemos que viajar al año 1637 y concretamente al pequeño pueblo de Calanda  sito en Teruel, donde vivía un modesto campesino de 19 años llamado Miguel Juan Pellicer. Dicho joven había sufrido un grave accidente con una carretada de trigo. Los daños fueron tan severos que parte la pierna derecha hubo de serle amputada, concretamente en el hospital de Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza. Tras la desgracia Miguel mendigaba, como tantos otros, a las puertas de la basílica del Pilar.

Escultura de la Virgen del Pilar. Zaragoza.
Escultura de la Virgen del Pilar. Zaragoza.

          La leyenda del milagro cuenta que Pellicer regresó con sus padres a Calanda. Allí una noche de marzo de 1640, un profundo cansancio se apoderó de nuestro protagonista, que se recostó en una cama improvisada junto a la lumbre mientras sus padres cenaban en la habitación contigua. Al despertar Miguel sintió una extraña sensación en su pierna derecha, aquella que había perdido tiempo atrás. Incrédulo, retiró las sábanas y estupefacto comprobó que su pierna estaba intacta. Desconcertado gritó a sus padres, quienes acudieron de inmediato, y tras comprobar lo ocurrido no pudieron más que postrarse y entre lágrimas agradecer a la Virgen del Pilar el extraordinario milagro.

WhatsApp Image 2024-10-12 at 10.37.19 copia

          La noticia corrió como la pólvora por toda España. El asombro no tardó en convertirse en devoción, y la historia de Miguel Juan Pellicer fue llevada ante las autoridades eclesiásticas. En Zaragoza, un tribunal presidido por don Pedro de Apaolaza Ramírez, arzobispo de la ciudad, abrió una investigación entrevistando a veinticinco testigos. Tras largas deliberaciones, el 27 de abril de 1641, la Iglesia promulgó la siguiente sentencia: «Decidimos, pronunciamos y declaramos que a Miguel Pellicer, natural de Calanda, de quien en este proceso se trata, le ha sido restituida milagrosamente su pierna derecha, que antes le habían cortado, y que tal restitución no ha sido obrada naturalmente, sino prodigiosa y milagrosamente, debiéndose juzgar tener por milagro, por haber concurrido en ella todas las circunstancias que el derecho exige para constituir un verdadero milagro, como por el presente lo atribuimos a milagro, y por tal milagro lo aprobamos, declaramos y autorizamos».

Juan Bautista Martínez del Mazo. Vista de la ciudad de Zaragoza (detalle del templo mudéjar del Pilar). 1647. Museo Nacional del Prado.
Juan Bautista Martínez del Mazo. Vista de la ciudad de Zaragoza (detalle del templo mudéjar del Pilar). 1647. Museo Nacional del Prado.

          Tal fama tuvo el suceso que el mismo Felipe IV llamó a la corte a Miguel Pellicer, y al verle se arrodilló ante él besándole la pierna. Desde entonces el milagro de Calanda ha sido recordado como un testimonio de fe y esperanza, un acontecimiento extraordinario que sigue inspirando a los millones de devotos de la Virgen del Pilar.

 

2 Comentarios

  1. Avatar de M jose M jose dice:

    mil Gracias Barbara,todas tus intervenciones son geniales y muy interesantes.otra vez mil Gracias.

    1. Avatar de Bárbara Bárbara dice:

      Mil gracias a ti María José. Un cordial saludo.

Los comentarios están cerrados.