
«Es necesario el ejercicio para conservar la salud, y evitar las enfermedades: esta es una verdad, que hasta ahora nadie se ha opuesto a ella. Difieren los géneros de ejercicio según la variedad de temperamentos, de los sexos, de las estaciones, etc. La danza es una especie de ejercicio noble que igualmente conviene a todas constituciones, y que da al cuerpo mayor fuerza, y más agilidad. Mr. Humbert convencido de estas verdades, defendió en Paris el día 31 de Mayo del año 1759 , que en el baile es útil para la conservación de la salud, en las Conclusiones que dedicó al difunto Duque de Borgoña.

La danza no solo le da al cuerpo mucha más gracia, y airoso despejo, fino que también facilita la desenvoltura, dando a los miembros mayor flexibilidad. Enseña a llevar bien puesta la cabeza, a volverla con elegancia, a dar al pecho la debida elevación, a igualar las espaldas, a no sacar la barriga, a andar con decencia, a sentarse en postura cómoda, y a hacer todo genero de movimiento, con posturas libres, y graciosas. En una palabra, la danza es siempre la copia de una bella naturaleza, sin tener nada de forzada.

A penas los instrumentos de música hacen la señal del baile, cuando la alegría se apodera de todos los espíritus, cada uno por si se arregla, marcha con cadencia, y exactamente sigue la medida, o más viva, o más lenta que la música le inspira. En estos varios movimientos los órganos del pecho, y los del vientre reviven ligeros sacudimientos, y las bejiguelas del pulmón se dilatan mucho más, la respiración se hace más precipitada, el movimiento del corazón y de las arterias se aumenta, la sangre se adelgaza, y se trabaja más, la transpiración se hace con libertad, las secreciones son más perfectas, las digestiones menos lentas, y el chylo se pone de mejor condición. Por este medio se evita la grosedad de los humores, origen fecundo de tantos males, y las obstrucciones de las entrañas del vientre que es tan común en los niños. Por este medio se pone la salud en defensa contra los más rebeldes, y funestos males.

Hay tiempo en la vida, que los antiguos nombraron climaterios (1), por ser tempestuosos, en cual mucha porción de los hombres están en evidente riesgo de perder la vida. El paso desde la infancia a la pubertad es un de estos tiempos difíciles, y críticos. Las Doncellas pierden parte de su vigor, su cara se hincha, y se opilan (2). Los mozos padecen muchas obstrucciones; sobre todo el pecho le tienen amenazado de los mas crueles embarazos. El baile es un remedio saludable para todos los males. Finalmente, este remedio es muy conveniente al carácter de la mocedad, que es pasajera, y apetece la disipación, y movimiento; y logrará así muchos mejores efectos, que con cuantos medicamentos se puedan preparar con el mayor arte y coste.»
(1) Período de la vida de las personas que se caracteriza por una serie de fenómenos que afectan a todo el organismo y que se deben a una disminución natural de la actividad de las glándulas sexuales.
(2) Obstruyen.
Pedro Arús. Semanario económico. Madrid. 1766.
