Yo soy Carmen la de España, cigarrera de Sevilla y a los guapos de Triana, hago andar en coronilla.
Pero no es verdad la historia que de mí escribió un francés,
al que haría en pepitoria si volviese aquí otra vez
¡Iba a servirme de camafeo si traspasara los Pirineos!
Carmen de España ¡manola!
Carmen de España ¡valiente!
Carmen con bata de cola, pero cristiana y decente.
No sé quien fue El Escamillo,
ni tampoco Don José,
y no manejo el cuchillo ni a las horas de comer.
Tengo fuego en la pestañas
cuando miro a los gachés.
Yo soy la Carmen de España,
y no la de Merimèe, y no la de Merimèe.
Me han cantado en el teatro,
lo mismo que a La Traviata,
mas le aviso a más de cuatro,
que voy a meter la pata.
Pues me tiene hasta los pelos,
que ande suelta por ahí,
una Carmen de camelo,
que en nada se parece a mí.
De los pinreles a la peineta yo le zurraba la pandereta.
Carmen de España ¡manola!
Carmen de España ¡valiente!
Carmen con bata de cola,
pero cristiana y decente.
No sé quien fue El Escamillo,
ni tampoco Don José,
y no manejo el cuchillo
ni a las horas de comer.
Tengo fuego en la pestañas
cuando miro a los gachés.
Yo soy la Carmen de España,
y no la de Merimèe, y no la de Merimèe.
Rafael del León y Antonio Quintero
Valiente defensa. Y brindemos por nuestras dos vidas: La nuestra y la que nos inventan.