Semblanzas de reyes y personajes ilustres


          Nada como recurrir a las fuentes primarias para comprender los avatares de la historia y sus protagonistas. Hemos seleccionado una serie de textos que nos hablan de personalidades importantes de la historia de España, desde Pedro I de Castilla hasta Carlos II. El acudir a este tipo de documentación es de gran ayuda ya que no solamente nos aproximan a distintos episodios históricos, sino también a la evolución  de las mentalidades. Es muy difícil ponernos en la piel de una persona que vivió hace siglos, y aunque las semblanzas puedan ser subjetivas e interesadas, constituyen una herramienta de indiscutible interés.

Semblanza de Pedro I de Castilla (1334-1369), apodado “El Cruel” o “El justiciero” por el cronista Pedro López de Ayala.

“Fue el Rey Don Pedro asaz grande de cuerpo, é blanco é rubio, é ceceaba un poco en la fabla. Era muy cazador de aves. Fue muy sofridor de trabajos. Era muy temprado é bien acostumbrado en el comer é beber. Dormía poco é amó mucho mugeres. Fue muy trabajador en guerra. Fue cobdicioso de allegar tesoros é joyas (…) E mató muchos en su Regno, por lo qual vino todo el daño que avedes oído”.

Foto dobla de 35 maravedíes de Pedro I de Castilla.
Dobla de 35 maravedíes. Pedro I de Castilla.

Semblanza de Enrique IV de Castilla por Hernando del Pulgar:

“(…) habían maculado su persona real, diciendo que no era hábile para reynar, y que era hombre efeminado, y que había dado de su voluntad la Reyna su muger á su privado Beltran de la Cueva, á quien hizo Duque de Alburquerque, cuya hija afirmaban que era aquella Doña Juana, y que era odioso á la justicia, y distribuia el patrimonio real á sus privados, y á quien ellos querian con gran prodigalidad y disolucion, y que era embuelto en luxurias y vicios desordenados y otras cosas feas; y que no solo las habian dicho, mas aun las escribieron por sus letras al Papa, y las publicaron por toda la Cristiandad”.

Semblanza de Isabel la Católica por Hernando del Pulgar:

“Muy buena mujer; ejemplar, de buenas y loables costumbres… Nunca se vio en su persona cosa incompuesta… en sus obras cosa mal hecha, ni en sus palabras palabra mal dicha»; «dueña de gran continencia en sus movimientos y en la expresión de emociones… su autodominio se extendía a disimular el dolor en los partos, a no decir ni mostrar la pena que en aquella hora sienten y muestran las mujeres»; «castísima, llena de toda honestidad, enemicísima de palabras, ni muestras deshonestas»; «muger muy cerimoniosa en los vestidos e arreos, e en sus estrados e asientos, e en el servicio de su persona ; e quería ser servida de omes grandes e nobles, e con grande acatamiento e humiliaçión. (…) por esta condiçión le era inputado algún viçio, diziendo ser pompa demasiada».

Semblanza de Isabel la Católica por Lucio Marineo Sículo:

“Y no fue la reina de ánimo menos fuerte para sufrir los dolores corporales… Ni en los dolores que padecía de sus enfermedades, ni en los del parto, que es cosa de grande admiración, nunca la vieron quejarse, antes con increíble y maravillosa fortaleza los sufría y disimulaba”; “aguda, discreta, de excelente ingenio”; “habla bien y cortésmente”.

Anónimo flamenco . Virgen de la mosca. 1520-1525. Sacristía-Museo de la Colegiata de Santa María la Mayor de Toro . Zamora. La bella imagen de santa catalina se cree un retrato idealizado de Isabel la Católica.
Anónimo flamenco. Virgen de la mosca. 1520-1525. Sacristía-Museo de la Colegiata de Santa María la Mayor de Toro . Zamora. La bella imagen de Santa Catalina se cree un retrato idealizado de Isabel la Católica.

Carta de Fernando el Católico a Isabel la Católica:

Tordesillas, 16 de mayo de 1475

“Mi señora:

A lo menos ahora bien se parece quien se adolece más del otro, cuanto según vuestra señoría me escribe y me hace saber cómo está de alegre; no puedo dormir, tantos son los mensajeros que allá tenemos que sin cartas que vienen, no por mengua de papel, ni de no saber escribir, salvo de mengua de amor y de altiva, pues estáis en Toledo y nosotros por aldeas, pues algún día tornaremos en el amor primero, si por no lo hiciese vuestra señoría, por no ser homicida me debe escribir y hacerme saber cómo se halla vuestra señoría en esa.

De acá no hay más de lo que Silva dirá y Fernando del Pulagar llevó; suplico a vuestra señoría que sea creído Silva y a mí mande escribir y en lo que de la princesa no se olvide, que por Dios no es de olvidar, ni tampoco su padre que besa las manos a vuestra señoría y es vuestro servidor.

El Rey

Yo me voy mañana miércoles a Medina y su feria”.

Michel Sittow. Fernando II de Aragón, el Católico. Kunsthistorisches Museum. Viena.
Michel Sittow. Fernando II de Aragón, el Católico. Kunsthistorisches Museum. Viena.

Semblanza de Carlos V por don Álvaro de Bazán y Guzmán, primer marqués de Santa Cruz:

“Fue el Emperador don Carlos mediano de cuerpo, de ojos grandes y hermosos, las narices aguileñas, los cabellos rojos y muy llanos…la barba ancha redonda y bien proporcionada, la garganta recia,…ancho de espaldas, los brazos gruesos y recios, las manos medianas y ásperas, las piernas proporcionadas. Su mayor fealdad era la boca, porque tenía la dentadura tan desproporcionada con la de arriba que los dientes no se encontraban nunca; de lo cual se seguían dos daños: el uno el tener el habla en gran manera dura, sus palabras eran como belfo, y lo otro, tener en el comer mucho trabajo; por no encontrarse los dientes no podía mascar lo que comía ni bien digerir, de lo cual venía muchas veces a enfermar.”

Barend van Orley. Carlos I de España. Hacia 1515-1516. Museo de Bellas Artes de Budapest.
Barend van Orley. Carlos I de España. Hacia 1515-1516. Museo de Bellas Artes de Budapest.

Semblanza de Felipe II:

“…de estatura mediocre, pero muy bien proporcionado; sus rubios cabellos empiezan a blanquear; su rostro es bello y agradable; su humor es melancólico (…) Se ocupa de los asuntos sin descanso y en ello se toma un trabajo extremado porque quiere saberlo todo y verlo todo. Se levanta muy temprano y trabaja o escribe hasta el mediodía. Come entonces, siempre a la misma hora y casi siempre de la misma calidad y la misma cantidad de platos. Bebe en un vaso de cristal de tamaño mediocre y lo vacía dos veces y media. (…) Sufre algunas veces de debilidad de estómago, pero poco o nada de la gota. Una media hora después de la comida despacha todos los documentos en los que debe poner su firma. Hecho esto, tres o cuatro veces por semana va en carroza al campo para cazar con ballesta el ciervo o el conejo”.

Sofonisba Anguisola. Retrato de Felipe II. 1564. Museo del Prado. Madrid.
Sofonisba Anguissola. Retrato de Felipe II. 1564. Museo Nacional del Prado. Madrid.

El Gran Duque de Alba a Felipe II:

“Tres cosas diré a Vuestra Majestad; la una es que no se ofreció negocio vuestro, aunque fuese muy pequeño, que no le antepusiese al mío, aunque fuese importantísimo; la segunda, es que mayor cuidado tuve siempre de mirar por vuestra hacienda que por la mía y así no os soy en cargo de un solo pan a Vos ni a ninguno de vuestros vasallos; la tercera, es que nunca os propuse un nombre para algún cargo que no fuese el más suficiente de todos cuantos yo conocía para ello, pospuesta toda afición.“

Antonio Moro. Retrato del Duque de Alba. 1549. Hispanic Society of America. Nueva York. Don Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, III duque de Alba fue nombrado Gobernador de los Países Bajos por Felipe II. Sofocó varias revueltas con gran rigor e impuso unas mil condenas a muerte. Es uno de los protagonistas de la llamada leyenda negra.
Antonio Moro. Retrato del Duque de Alba. 1549. Hispanic Society of America. Nueva York. Don Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, III duque de Alba fue nombrado Gobernador de los Países Bajos por Felipe II. Sofocó varias revueltas con gran rigor e impuso unas mil condenas a muerte. Es uno de los protagonistas de la llamada leyenda negra.

Semblanza de Felipe IV por el viajero francés Antonio de Brunel:

“Todas sus acciones y ocupaciones son siempre las mismas y marcha con paso tan igual que, día por día, sabe lo que hará toda su vida (…) Así, las semanas, los meses y los años y todas las partes del día no traen cambio alguno a su régimen de vida, ni le hacen ver nada nuevo; pues al levantarse, según el día que es, sabe qué asuntos tratar y qué placeres gustar. Tiene sus horas para la audiencia extranjera y del país, y para firmar cuanto concierne al despacho de sus asuntos y al empleo de su dinero, para oír misa y para tomar sus comidas, y me han asegurado que, ocurra lo que ocurra, permanece fijo en este modo de obrar (…) Usa de tanta gravedad, que anda y se conduce con el aire de una estatua animada. Los que se acercan aseguran que, cuando le han hablado, no le han visto jamás cambiar de asiento o de postura; que los recibía, los escuchaba y les respondía con el mismo semblante, no habiendo en su cuerpo nada movible salvo los labios y la lengua”.

Diego Velázquez. Felipe IV. 1623-28. Museo del Prado. Madrid.
Diego Velázquez. Felipe IV. 1623-28. Museo Nacional del Prado. Madrid.

Semblanza del Gran Duque de Osuna, don Pedro Téllez- Girón y Velasco (1574-1624) por Francisco de Quevedo.

“De la Asia fue terror, de Europa espanto,
y de la África rayo fulminante;
los golfos y los puertos de Levante
con sangre calentó, creció con llanto.

Su nombre solo fue victoria en cuanto
reina la luna en el mayor turbante;
pacificó motines en Brabante:
que su grandeza sola pudo tanto.

Divorcio fue del mar y de Venecia,
su desposorio dirimiendo el peso
de naves, que temblaron Chipre y Grecia.

¡Y a tanto vencedor venció un proceso!
De su desdicha su valor se precia:
¡murió en prisión, y muerto estuvo preso!”.

Bartolomé González. El Gran Duque de Osuna. 1615.
Bartolomé González. El Gran Duque de Osuna. 1615.

Semblanza de Carlos II por el Nuncio Papal:

“El rey es más bien bajo que alto, no mal formado, feo de rostro; tiene el cuello largo, la cara larga y como encorvada hacia arriba; el labio inferior típico de los Austria; ojos no muy grandes, de color azul turquesa y cutis fino y delicado. El cabello es rubio y largo, y lo lleva peinado para atrás, de modo que las orejas quedan al descubierto. No puede enderezar su cuerpo sino cuando camina, a menos de arrimarse a una pared, una mesa u otra cosa. Su cuerpo es tan débil como su mente. De vez en cuando da señales de inteligencia, de memoria y de cierta vivacidad, pero no ahora; por lo común tiene un aspecto lento e indiferente, torpe e indolente, pareciendo estupefacto. Se puede hacer con él lo que se desee, pues carece de voluntad”.

Juan Carreño de Miranda. Carlos II. Hacia 1675. Museo del Prado. Madrid.

2 Comentarios

  1. Julio Bosco Gomez dice:

    Como se origino el ceceo en el hablar? Sospecho que se puso de moda porque algun rey ceceaba, como es el caso de Pedro, el Cruel. Quizas al inicio el cecear era practicado entre los nobles y no entre el pueblo en general. Eso explicaria porque en la America española NO se habla ceceado, ya que los soldados y conquistadores NO lo hacian. Por favor aclarar !!

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