“Habiendo notado que las mujeres están sufriendo frecuentemente en Madrid enfermedades que no proceden ni del uso de los alimentos, ni de la inspiración del aire, ni de las aguas ni de otros excesos a que suelen entregarse sin prevención, he procurado investigar cual sea la raíz y fomento de tan grave catástrofe: y las débiles que he adquirido del estudio de la Fisiología o economía animal me han demostrado que todos estos desórdenes son resultas precisas de la compresión que hacen las cotillas; compresión que pone en tormento todas las entrañas del vientre inferior: las estrangula, las hace perder el sitio, y mudar la figura; y así las operaciones de dichos órganos deben ser precisamente imperfectas, dolorosas y difíciles; esto es, vendrán enfermedades, cuyo número puede ser inmenso.
Esta contemplación y el vivo deseo de hacerme en algún momento útil, me han hecho caer en la tentación de teñir el papel con mis toscos discursos; pero prometo que en el corto número de líneas que formen mi disertación no supondré cosa, que no demuestre con razones físicomecánicas. Me alegraría que llegasen tan en buen término estos renglones que sirviesen de freno a una moda tan perjudicial y molesta, y que se halla ya desterrada casi de todas las cortes de Europa por haber demostrado sus malas consecuencias. Arduo es el empeño; pero me impelen a tan precisa empresa el amor a mi propia especie, y el haber visto con la mayor complacencia y conmoción interior disiparse de pocos días a esta parte el número de las cotillas; siendo las primeras que las han despreciado muchas señoras, que creo servirán de modelo a las demás. Uso en el discurso de las voces más claras que he podido encontrar, para que todos penetren el fundamento de las razones, y para que a vista de la conversación sepulten una costumbre tan dañosa.
(…) Si una ligadura o compresión hecha en un dedo , por ejemplo, es capaz de producir tanta multitud de males tan graves y agigantados síntomas, que traen por consecuencia indisputable e inmediata la muerte; ¿qué desgracias no habremos de esperar de las ligaduras o compresiones que afligen los órganos o entrañas, de quienes depende la vida? En efecto, todas las vísceras del vientre, todas las del pecho están comprimidas por las cotillas, aunque estén trabajadas con la mayor delicadeza, aunque sean formadas del material más blando, más suave y más ligero: para demostración de esta verdad veamos veamos qué produce una cotilla aplicada al cuerpo. Primeramente disminuye notablemente el volumen del vientre, figurando la cintura muy delgada, siendo la parte más ancha y basta del cuerpo, especialmente femenil.
Por esta razón no solo se han oprimir las entrañas del vientre, sino que precisamente han de mudar de situación, empujando unas a las otras, y ganarán lugares que no tenían; esforzándose a ensanchar el vientre por su parte alta o superior, sublevan el diafragma, que es un músculo plano o tela de carne, que separa el espacio del tronco en dos mitades, levantada esta membrana se disminuye el cóncavo del pecho, y se ven forzadas las vísceras vitales a habitar en menor espacio. (…) Como hemos supuesto según la teoría antecedente, que el diámetro de la cavidad del vientre se estrecha por el uso de las cotillas, es preciso que sea menor el número de partes que se contengan en este cóncavo, o a lo menos se me ha de conceder que estarán comprimidas.
La abertura o disección de los cadáveres manifiesta que el vientre inferior necesita toda su cavidad para el acomodo o colación de las entrañas: allí no hay espacio vacío ni sitio vacante, con más motivo en las mujeres, en quienes se multiplica el número de partes contenidas, como son útero, ovarios, trompas y ligamentos latos: luego si no encontramos hueco desocupado, disminuido el vientre por las cotillas, o se han de aplastar unas vísceras con otras o han de salir por donde hallen menos resistencia.(…) nadie me negará que por sola esta compresión pueden resultar naúseas, vómitos, indigestiones, cólicos, escirros, hidropesías, ascites, parálisis en los músculos de la espalda y lomos, hemorragias o flujos de sangre uterinos, flujos blancos, y por último la esterilidad con tan graves y dolorosos daños de la sociedad.”
Mariano Martínez Galinsoga. Demostración mecánica de las enfermedades que produce el uso de las cotillas. Madrid. Imprenta Real. 1784.
Vanidad de vanidades! Pero se veían hermosas! Gracias doctora Bárbara por este regio artículo
Gracias a ti. Un cordial saludo.