La Anunciación es uno de los temas más recurrentes en la historia del arte cristiano a través de los siglos. El episodio narra la aparición del arcángel Gabriel a la Virgen María para anunciarle que iba a ser la madre de Jesús. De los cuatro evangelios canónicos, la Anunciación de Jesús solamente aparece en el de San Lucas, aunque el de San Mateo recoge que María concibió del Espíritu Santo y “José, su esposo, siendo justo, no quiso denunciarla y resolvió repudiarla en secreto”. Tras ello, un ángel se le apareció en sueños para decirle que el hijo que su esposa llevaba en su seno era obra del Espíritu Santo.

Los ángeles son seres fascinantes y misteriosos. Recogemos un extracto del Libro de las vidas los santos escrito por el jesuita Pedro Ribadeneyra (1616), en el que habla de la devoción que se debe a Gabriel: “ (…) y el Angel San Gabriel, como nuncio enviado de Dios, para manifestar su consejo a la Virgen, y disponerla, y pedirle su consentimiento: y por este respeto les debemos particular devoción, y reverencia”. Tal y como podemos apreciar a través de la selección de imágenes que hemos incluido, la Anunciación suele seguir un modelo iconográfico similar. A la derecha de la composición se encuentra la Virgen María, vestida con manto azul en actitud recogida, mientras que a la izquierda aparece el arcángel Gabriel trayendo la buena nueva (en ocasiones, algunos pintores invierten la colocación de los personajes). Les acompaña la paloma, símbolo del Espíritu Santo, además de otros elementos que hacen alusión a la pureza de María como las azucenas blancas.

A continuación el pasaje evangélico y una serie de obras maestras que nos muestran las distintas formas de concebir la Anunciación de la Virgen por una serie de artistas, desde el gótico al barroco:
«Al sexto mes envió Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y, entrando, le dijo: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»

Ella se conturbó por estas palabras y se preguntaba qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande, se le llamará Hijo del Altísimo y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.»

María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y se le llamará Hijo de Dios.

«Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez y este es ya el sexto mes de la que se decía que era estéril, porque no hay nada imposible para Dios.» Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel, dejándola, se fue.»
Evangelio según Lucas 1,26-38

Que lindos pasajes y como siempre, hermosísimas imágenes. Gracias Barbarita