Los sastres y roperos


          “En el siglo XIV ya se denomina con el nombre de sastre al experto que se dedica a hacer vestidos, una actividad que implicaba a muchos profesionales: fabricantes y comerciantes de las materias primas necesarias, que eran transformadas, luego, por jubeteros, calceteros, zapateros, cordoneros, etcétera. Una larga relación a cuya cabeza estaban los sastres, que desempeñaban su trabajo de acuerdo con las normas que imponía su gremio y cuyo oficio fue ganando importancia, de manera que aparecen los primeros tratados sobre la confección de vestidos, debidos a Juan de Alcega (Libro de la geometría, práctica y traça, el cual trata de lo tocante al oficio de sastre.), 1580, reeditado en 1589 e incluye los patrones de las prendas de uso más generalizado), a Diego de Freyle (Geometría y traça para el oficio de los sastres 1589; incluye grabados de sus sastrería sevillana y muchos patrones) ya Francisco de la Rocha Burguen (Geometra y traça perteneciente al oficio de sastre) 1618; el más famoso de los tres, con inclusión de algunas novedades, como los calzones masculinos de paño o seda y la galerilla y vaquero femeninos).

Giovanni Battista Moroni. El sastre. 1570-1575. National Gallery. Londres.
Giovanni Battista Moroni. El sastre. 1570-1575. National Gallery. Londres.

           Los sastres también desearon inmortalizarse mediante retratos realizados por artistas de la época, siguiendo la práctica que se había impuesto en la realeza, la nobleza y las jerarquías eclesiásticas; los retratados incluían objetos o detalles que mostraban al espectador la profesión o condición del retratado: a Vicente Carducho lo retrató Valentín Cardera escribiendo en una mesa, pero con la paleta y los pinceles al lado; más directo fue El Greco en el retrato de su hijo, al que pintó con la paleta y los pinceles en las manos. De la profesión del personaje que pintó Moroni (1563) en el cuadro titulado El sastre no se puede dudar, pues apoyado en una mesa se dispone a cortar con unas tijeras una pieza de tela. Más definitorio que las tijeras de lo que era la profesión de sastre fue el compás, que aparece con frecuencia en grabados.

El Greco. Retrato del pintor y arquitecto Jorge Manuel Theotokopulos.1600-1650. Museo de Bellas Artes de Sevilla.
El Greco. Retrato del pintor y arquitecto Jorge Manuel Theotokopulos. 1600-1650. Museo de Bellas Artes de Sevilla.

          En esos tratados se daban las explicaciones necesarias a fin de conseguir adaptar la confección de las prendas a cada cliente y calcular con la mayor exactitud las telas necesarias, evitando en lo posible desperdicios y restos. Pero el traje hecho a medida resultaba muy caro y se suscitó la inevitable oposición entre los sastres y los roperos, grupo en el que se distinguía a los de nuevo de los de viejo; los roperos de nuevo vendían prendas ya hechas, más baratas que las confeccionadas por los sastres y permitían salir de un apuro, cuando había prisa y no se podía esperar a que un sastre hiciera el vestido que se necesitaba; los roperos de viejo vendían ropas ya usadas, procedentes en no poca parte de las almonedas y testamentarías que se producían en la ciudad de su residencia y a las que concurrían para adquirir los vestidos que en ellas se vendían. Además, no se puede olvidar la confección de prendas en los domicilios particulares, el alquiler de prendas para determinadas ocasiones y los regalos de los señores a sus criados; en este sentido son de destacar los regalos de los reyes a algunos de los nobles de los vestidos que ellos usaban en ceremonias destacadas, como hizo Felipe II, por ejemplo, que donó al conde de Matosinhos, Francisco de Sa de Meneses, los vestidos de brocado que había utilizado en las Cortes de Tomar (1581), en su reconocimiento como rey de Portugal”.

Enrique Martínez Ruiz. Fiesta y tragedia. Vivir y morir en el España del siglo de Oro. La Esfera de los Libros.  Madrid. 2023. pp. 266-267.

Un comentario

  1. sanchezsaus dice:

    ¡Qué interesante texto! Con todo, es bueno tener en cuenta, a la hora de buscar referencias, que a lo largo de la Edad media, al menos desde el siglo XIII, en España se prefirió el término alfayate, palabra de origen árabe y no latina como sastre.

    Muchas gracias y enhorabuena por el blog, Bárbara.

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