La dote matrimonial


            Durante el Antiguo Régimen las opciones de vida de una mujer eran cuanto menos escasas. En realidad, solamente tenía dos alternativas respetables: el matrimonio humano o el divino. Para cualquiera de ellas la mujer precisaba de una dote que entregar. La dote era extensiva a todas las clases sociales y constituía un requisito casi imprescindible.

Jacob Jordaens. La familia del pintor. Hacia 1621-1622. Museo del Prado.
Jacob Jordaens. La familia del pintor. Hacia 1621-1622. Museo del Prado.

          La soltería era considerada un problema grave, no sólo para la que tuviera que padecerla sino también para la propia familia. En España la institución dotal ha estado regulada desde las Partidas de Alfonso X el Sabio, en concreto se recoge en la Cuarta Partida y dice así:” El algo que da la mujer al marido por razón de casamiento es llamado dote”, aunque parezca mentira no  fue suprimida del Código Civil hasta 1981.

Sir Antony van Dyck. Retrato del pintor Snyders y su esposa. Hacia 1634. Museo Hesen. Kasel.
Sir Antony van Dyck. Retrato del pintor Snyders y su esposa. Hacia 1634. Museo Hesen. Kasel.

          Básicamente la dote estaba formada por una serie de bienes que se podían cuantificar económicamente, tales como casas, tierras, dinero en efectivo, vestimenta, alhajas, mobiliario y ajuar doméstico en general. Tal y como se verifica en las cartas de dote su fin era  ayudar en las cargas que suponía el matrimonio. Este caudal siempre pertenecía a la mujer aunque su administración estaba a cargo del marido. Si la esposa  fallecía pasaba directamente a los hijos y en el caso de no haberlos a los parientes más cercanos. La ley trataba de proteger los derechos de la mujer aunque dependía del marido del buen uso que éste hiciera de ese capital.  Es preciso destacar que la sociedad del Antiguo Régimen era estamental, lo que significa que la mujer independientemente de cual fuera su clase social estaba en franca desigualdad legal con respecto al hombre, limitada en la administración de su patrimonio y no podía ejercer cargo alguno.

Antoine Watteau. Capitulaciones de boda y baile campestre. Hacia 1711. Museo del Prado.
Antoine Watteau. Capitulaciones de boda y baile campestre. Hacia 1711. Museo del Prado.

           La dote era un documento ante escribano (clásica denominación de los federatarios públicos) y testigos. Reunidos los interesados, es decir, el otorgante y el futuro marido se firmaba una carta de pago y recibo donde se detallaban pormenorizadamente los bienes muebles e inmuebles que contenía. Lo más habitual era que fuera entregada por el padre de la novia, pero en el caso de haber fallecido la otorgaba  la madre que al ser viuda se convertía en cabeza de familia, y de tal forma era censada. Si la novia era huérfana la dote la entregaba el familiar que la tuviera a su cargo como tíos o abuelos. En el caso de que no tuviera ningún tipo de medios, ella misma debía ahorrar con su trabajo. Los empleos más comunes eran el servicio doméstico, la fabricación de tejidos y la elaboración de tabaco (siempre con sueldos inferiores a los hombres). He podido comprobar que en ocasiones los señores entregaban la dote a sus criadas o a las mujeres que casaban con sus criados. Su aportación era tan básica que se crearon fundaciones para dotar a doncellas sin recursos con el fin de que pudieran casarse o ingresar en un convento, también era común una partida destinada a tal fin en los testamentos de personas adineradas. El testamento de Isabel la Católica contiene la disposición de otorgar un millón de maravedíes “para casar a doncellas menesterosas” y otro tanto “para que con el puedan entrar en religión algunas doncellas pobres”.

Sir Joshua Reynols. El señor Clive y su familia con una sirvienta negra. 1765. Gemäldegalerie. Berlín.
Sir Joshua Reynols. El señor Clive y su familia con una sirvienta negra. 1765. Gemäldegalerie. Berlín.

          El estudio de las cartas de dote nos demuestra que  los matrimonios tenían una fuerte endogamia, es decir, se contraían entre miembros de la misma clase social. Los enlaces  de conveniencia eran algo consustancial a todos los grupos, se programaban en las familias respondiendo a intereses económicos y sociales,  sobre todo en la nobleza cuyo fin era ante todo perpetuar la estirpe y los apellidos. Normalmente el padre de la novia elegía al marido y muchas veces la pareja no se conocía hasta el día de la boda. En definitiva, una práctica que hoy nos resulta inadmisible aunque en realidad  no es tan lejana en el tiempo.

William Hogart. Matrimonio a la boda. El contrato de boda. Hacia 1743-1745. National Gallery. Londres.
William Hogart. Matrimonio a la moda. El contrato de boda. Hacia 1743-1745. National Gallery. Londres.

4 Comentarios

  1. Mercedes dice:

    Barbara muy interesante como siempre, me ha encantado !!!!!!

    1. Muchas gracias Mercedes. Un fuerte abrazo.

  2. Fernando Franco Fernández dice:

    Gracias Bárbara. Me gusta que hayas elegido un cuadro de la Gemälde Galerie de Berlin, pinacoteca magnífica aún no tan conocida como otras de inferior categoría como la National Gallery de Londres pero que gozan de mayor fama.

    Un abrazo,

    Fernando

    1. Casualmente en el nuevo artículo incluyo el retrato de Margarita de Parma de Antonio Moro que está en ese museo. Por desgracia no lo conozco todavía así que no puedo opinar. La National Gallery de Londres me parece muy buena pinacoteca, la he visitado varias veces y tiene piezas magníficas. Dicen que el Museo del Prado es tal vez la mejor del mundo por la altísima calidad de sus colecciones flamenca, española e italiana. No en vano la gran parte de sus fondos provienen de la Colección Real y los reyes no compraban cualquier cosa.
      Muchísimas gracias Fernando por hablarme de este museo alemán que en principio voy a visitar virtualmente.
      Un abrazo.

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