Las bellezas de la capital hispalense han sido loadas por insignes escritores y poetas través de los siglos. Durante el siglo XVI y parte del siglo XVII Sevilla fue un emporio comercial y económico de primer orden mundial convirtiéndose en una moderna “Babilonia”. Durante aquellos tiempos la ciudad experimentó una prosperidad sin precedentes convirtiéndose en una de las más ricas, pobladas y cosmopolitas de Europa.


Los romanos la llamaron Hispalis, los musulmanes Isibilya y los cristianos Sevilla. La creación de la Real Casa de Contratación de Indias en 1503 supuso el comienzo de su esplendor. Ser el puerto de América la transformó en una vasta y poderosa urbe sobre la que el Guadalquivir derramaba las cuantiosas riquezas de ultramar. Continuamente arribaban a su puerto mercaderes de toda Europa tales como flamencos, franceses, genoveses, florentinos o alemanes deseosos de hacer negocio. Fruto de semejante bienestar se produjo un “boom” urbanístico que posibilitó la construcción de numerosos conventos, iglesias y palacios, además de miles de viviendas. Por otro lado, el Cabildo realizó interesantes intervenciones como el paseo de La Alameda de Hércules , fundador mítico de la ciudad, para lo que fue preciso desecar una laguna y que todavía pervive.

La Sevilla intramuros tenía una superficie aproximada de trescientas hectáreas, siendo una de las mejor amuralladas de Europa. La muralla había sido levantada en varias etapas, fundamentalmente en época almohade durante el siglo XII. Su perímetro alcanzaba los 6.000 metros y cada 40 se alzaba una torre, estando flanqueada por unas trece puertas y varios postigos (puertas no principales de una ciudad o villa). Su pared llegaba en algunos puntos al nada despreciable espesor de dos metros y medio. Lamentablemente en el siglo XIX se derribó en su práctica totalidad, incluidas sus preciosas puertas, muchas de ellas antiquísimas. Cada una tenía asignado un cometido determinado, en una ciudad tan comercial y bulliciosa era preciso guardar un orden con respecto a la entrada y salida de mercancías. Las puertas se abrían y cerraban a horas fijas y el alguacil mayor era el encargado de la custodia de las llaves.

La muralla protegía a la ciudad de las crecidas del río y ejercía de cordón sanitario en las epidemias. Durante los años 1648-49 se produjo una terrible epidemia de peste que asoló la población reduciéndose esta prácticamente a la mitad. Fallecieron unas 60.000 personas, barrios enteros quedaron despoblados y las consecuencias económicas fueron nefastas. Diego Ortiz de Zúñiga relata en sus célebres Anales: “Entraron en el Hospital de la Sangre veinte seis mil y setecientos enfermos, dellos murieron veinte y dos mil y novecientos y los convalecientes no llegaron a quatro mil. De los Ministros que servían faltaron mas de ochocientos. De los Médicos que entraron a curar en el discurso del contagio, de seis solo quedo uno. De los Cirujanos, de diez y nueve que entraron quedaron vivos tres. De cincuenta y seis Sangradores quedaron veinte y dos”. Sin duda, una de las grandes tragedias del pasado fueron las epidemias ya que no se contaba con medios humanos ni científicos para atajar las plagas. Se desconocían las causas que las ocasionaban e incluso se achacaban a castigos divinos. Por desgracia no se conocían las ventajas saludables de la limpieza ni las poblaciones tenían infraestructuras para recoger basuras y aguas fecales. Muchas calles no estaban asfaltadas por lo que transitar por ellas debía ser algo penoso; solamente algunas casas principales contaban con pozos negros y con suministro de agua.

Las glorias de Sevilla terminaron de una manera trágica y abrupta ya que tardó mas de dos siglos en recuperarse de semejante descalabro, pero nos quedan las palabras de los que las disfrutaron. Lope de Vega nos dejó esta semblanza en La Dorotea: Sevilla “…la más bella y populosa ciudad, un infierno soñado”.


Hace un monton de tiempo que quiero dejar un comentario… y nunca tengo tiempo con un bebe recien nacido… 😦
Que talento ! Nos haces «vivir» el tiempo pasado de verdad !! Es apasionante… y las imagenes siempre ilustran muy bien el tema… todo nos hace sonar en tiempos perdidos y pensar… y nos explica porque somos asi (hablo de la moda para las mujeres por ejemplo…), de donde venimos y donde vivimos … No hay nada que «tirar» en tus escritos… todo va al esencial.. y por eso…es tan interesante… tan cerca de nosotros estando «tan lejos» al mismo tiempo… Enhorabuena !! Sigue, por favor !!! Me encanta ! …. Una francesa que vive en Sevilla desde casi 3 anos 🙂
Muchísimas gracias por tus palabras. Me hace mucha ilusión pensar que la gente disfruta con mi trabajo, para mí es un estímulo muy importante. La Historia es una ciencia a la que hoy en día no se da la importancia que tiene y merece. El pasado de Sevilla es apasionante, seguiré tratando el tema.
Un fuerte abrazo.
En esa época en el castillo de la Inquisición de Triana que tan bien recoge en posición central la ilustración que has puesto de Ambrosio Brambilla, morían presos bajo torturas los que no eran llevados al quemadero de tablada con un capirote y un sambenito para público asesinato y ejemplo de que nunca se toleraría la libertad en esta ciudad. »La reforma en la Sevilla del XVI» de Tomás López y el anónimo »Artes de la Santa Inquisición», ed. MAD Sevilla, ponen en este contexto histórico que hoy recoges la reforma y a los protestantes sevillanos (llamados la ‘iglesia chiquita’) de cuyos exiliados salieron grandes obras.
Gracias por tu comentario. Muy interesante la información que me das, desconocía a los llamados «iglesia chiquita». Lo buscaré.
Un saludo.
Ciertamente es un tema apasionante.
Por ejemplo del monasterio de San Isidoro del Campo (hoy todavía en pie en Santiponce), salieron por patas huyendo de la inquisición los jerónimos Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera, traduciendo en el exilio la primera biblia al castellano que hoy siguen usando millones de hispanohablantes en todo el mundo (versión reina valera), y junto a importantes figuras del protestantismo como Calvino y a otros huídos como Juan Pérez de Pineda o Antonio del Corro llegaron a tener una prolífica vida creativa dirigiendo incluso comunidades religiosas en ciudades como Londres (merece especial reseña la confesión de fe española de londres 1561 que hemos actualizado a castellano moderno en http://www.iprsevilla.com) . Aquí en Sevilla quedaron hombres como Juan Gil, llamado doctor Egido, enterrado con honores en la catedral y luego desenterrado y quemados sus huesos en auto de fe , como Constantino ponce de la Fuente que llegó a ser capellán de Carlos V y murió en el auto de fe celebrado el 22 de diciembre de 1560…o mujeres como la noble María de Bohorquez y la valiente Francisca de Chávez, ambas muertas a manos de la inquisición y todos miembros de esa ‘iglesia chiquita’. Sobre el papel de estas mujeres en la reforma española versará d.v. el próximo congreso sobre reforma protestante española que se celebra anualmente en la complutense de Madrid y que se organiza y coordina desde Sevilla.
Y te digo que es interesante porque sigo tu blog y se te nota pasión por la historia, y esta parte no es algo que se estudia en un libro y ya está, sino que ha sido silenciada por muchos siglos y se están haciendo descubrimientos muy importantes y desempolvando, traduciendo y dando a conocer muchos documentos. Si te interesara conocer más, aquí en sevilla la que junto con Valladolid fué una de las ciudades mas importantes para el protestantismo español, contamos con personas que están trabajando en esta particular ‘memoria histórica’. Te dejo mi correo por si algún dia te interesa ampliar más este tema. Un saludo juanra@iprsevilla.com
Muchas gracias por tu impresionante comentario. Sabía de los focos protestantes en el siglo XVI sobre todo a través de la magnífica novela «El hereje» de Delibes.
Mi tema de investigación es la sociedad y la moda en el siglo XVIII aunque para mi blog toco un poco de todo.
Un saludo y otra vez gracias.
Sólo una última puntualización más.
El 16 de Octubre de 1558 , Felipe II escribió una carta a su hermana Juana de Portugal (Archivo Histórico Nacional, lib 1267, f24r) en la que el propio Rey confiesa lo » muy extendido y fundado» de la »herejía» sabedor de que (y es por esto mi comentario) no se trata de »focos» aislados, sino de un completo entramado social que haría emplearse a fondo a inquisición y gobernantes.
Prueba de ello es que el inquisidor y arzobispo de sevilla Niño de Guevara (el que inventó la carrera oficial de la semana santa sevillana para que todas las cofradías pasaran bajo su balcón), procesó en a penas 2 años y algo a unas 2.000 personas, que traducido al índice de población actual, sería como si hoy la Inquisición en Sevilla procesara por sus ideas a unas 20.000 personas en 2 años, 10.000 al año, 833 al mes, 27 personas/día.
Enhorabuena por tu blog, en casa lo seguimos mi mujer y yo.
Un saludo
¡¡Que interesante!! Mil gracias por tu aportación.
Un saludo.