Murillo y Sevilla


        Sevilla está de celebración, se cumple el 400 aniversario del nacimiento de Bartolomé Esteban Murillo, uno de los grandes maestros del barroco español. El pintor dejó una huella indeleble en la ciudad, de tal manera que no se puede entender a Murillo sin Sevilla y a Sevilla sin Murillo, ambos forman una simbiosis. El artista dejó un gran legado que ha pervivido, a pesar del expolio sufrido durante la Guerra de la Independencia. Para celebrar tan señalada efeméride se han programado todo tipo de actos y diversas exposiciones que tratan de analizar y arrojar nuevas luces, no solamente sobre su obra y proyección, sino también contextualizarla en su tiempo para acercarnos a la que llamó Lope de Vega: “la más bella y populosa ciudad, un infierno soñado.”

Murillo

          Murillo gozó de un gran éxito profesional en vida y su fama no dejó de aumentar tras su muerte. Estamos ante un triunfador, un hombre instruido en cuya obra se perciben muy diversas influencias, no solamente de los artistas que trabajaron en la Sevilla de su tiempo como Velázquez, Zurbarán o Roelas, sino también de la pintura flamenca e italiana a través de las colecciones que había en la ciudad, y las estampas flamencas e italianas que circulaban. Aunque no viajó a Italia, se tiene constancia que estuvo en Madrid en 1658 y visitó la Colección Real, sin duda una de las mejores colecciones de arte de Europa. Fruto de todo ello, su obra es una amalgama de distintas tendencias que procesó creando un estilo completamente original e inconfundible. Tras su estancia a la capital fundó la primera academia de dibujo en Sevilla junto a su compañero Herrera el Mozo, cuya sede fue la Casa Lonja, actual Archivo de Indias.

Bartolomé Esteban Murillo. Nacimiento de la Virgen. 1660. Museo del Louvre.
Bartolomé Esteban Murillo. Nacimiento de la Virgen. 1660. Museo del Louvre.

          La temática religiosa es protagonista en su obra, Sevilla estaba plagada de iglesias y conventos, los cuales suponían la principal fuente de encargos para artistas y artesanos de todo tipo. A lo largo de su dilatada carrera, Murillo trabajó para diversas órdenes monásticas realizando ambiciosas series, entre las que cabe destacar las de los conventos de San Francisco (hoy desaparecido) y los Capuchinos, así como el conjunto encargado por Miguel Mañana para el Hospital de la Caridad sobre las obras de misericordia. Fruto del mecenazgo de Justino de Neve, canónigo de la catedral, recibió la comisión de pintar cuatro obras para la iglesia de Santa María la Blanca, costeadas por el propio Justino y que tuvieron un importante eco en la ciudad. El siguiente proyecto encargado por Neve tuvo como escenario la sala capitular de la catedral, para ella Murillo pintó una Inmaculada Concepción y ocho santos sevillanos que afortunadamente se encuentran in situ.

Bóveda de la Sala Capitular. Catedral de Sevilla.
Bóveda de la Sala Capitular. Catedral de Sevilla.

          La figura de Justino de Neve es fundamental en la trayectoria de Murillo. El sacerdote, hombre culto y buen administrador, poseía una nutrida biblioteca y una colección de pintura formada por más de ciento cincuenta obras, entre las cuales figuraban dieciocho de Murillo. Neve pertenecía a una poderosa familia de origen flamenco enriquecida por la carrera de Indias. Su padre y su tío fueron personajes de una gran relevancia en la economía de la ciudad. A través de su función de cargadores a Indias y destacados miembros del Consulado aglutinaron una gran fortuna, consiguiendo ver probada su hidalguía y entroncar con la aristocracia. Dentro de la producción murillesca, las inmaculadas fueron una de las temáticas más exitosas. En Sevilla la Inmaculada Concepción levantó fuertes polémicas entre dominicos, que no estaban a favor del dogma, y los franciscanos que lo defendían fervientemente. A pesar de que numerosos pintores de su tiempo trataron el asunto, fue Murillo el que creó una imagen que llegaría a la devoción popular convirtiéndose en un icono. El gran fervor mariano que había en España favoreció el desarrollo de esta iconografía. En 1617 la Iglesia permitió que se la venerara y tras el Breve del papa Alejandro VII en 1661, se comenzó a celebrar su festividad el 8 de diciembre.

Bartolomé Esteban Murillo. La Inmaculada del Escorial. 1660-1665. Museo del Prado.
Bartolomé Esteban Murillo. La Inmaculada del Escorial. 1660-1665. Museo del Prado.

          En sus representaciones de este misterio, sigue las normas iconográficas dictadas por Francisco Pacheco en su tratado El Arte de la pintura, su antigüedad y grandezas, publicado en 1649 : “Ase de pintar, pues, en este aseadissimo Misterio esta Señora en la flor de su edad de doze a treze años, hermosíssima niña, lindos i graves ojos, nariz i boca perfetissima, i rosadas mexillas, los bellíssimos cabellos tendidos de color de oro, enfin cuanto fuere possible al umano pinzel. Dos hermosura ai en el ombre, conviene a saber de cuerpo i alma, i ambas las tuvo la Virgen incomparablemente: porque la corpora fue un Milagro, (como juzgó San Dionisio) i no uvo criatura más parecida a su hijo, que fue el modelo de toda la perfeción.” Nuestro artista viste a la Virgen con túnica blanca y manto azul según la visión de Santa Beatriz de Silva, fundadora de la orden de las Concepcionistas, colocando la luna bajo sus pies tal y como narra el Apocalipsis. La Virgen aparece como reina de los cielos plena de belleza, etérea y triunfante.

Bartolomé Esteban Murillo. El triunfo de la Inmaculada Concepción. 1665. Museo del LouvreBartolomé Esteban Murillo. El triunfo de la Inmaculada Concepción. 1665. Museo del Louvre
Bartolomé Esteban Murillo. El triunfo de la Inmaculada Concepción. 1665. Museo del Louvre

          El maestro dio con una fórmula ampliamente demandada ya que el público se identificaba con sus imágenes religiosas, fáciles de ver y comprender. Sevilla seguía siendo una ciudad cosmopolita, pero el terrible impacto de la peste que sufrió entre 1648 y 1649 marcó profundamente a la ciudad, no solo económicamente sino en cuanto a mentalidad. La sociedad necesitaba una religiosidad que amparase y reconfortase al fiel y Murillo, como fiel testigo de su tiempo, supo entender la coyuntura. Esta reflexión se puede apreciar claramente en la muestra que acoge el Museo de Bellas Artes y que nos permite contemplar el ciclo íntegro que pintó para el convento de los Capuchinos. Una magna obra que nos transmite un mensaje de enorme sensibilidad y devoción. Murillo desdramatiza la pintura religiosa, consuela al fiel y aligera su dolor; tal y como afirma el profesor Valdivieso: “El cielo sonríe a la tierra.” Para concluir, traemos a colación las palabras de Antonio Palomino sobre la citada serie en su tratado El museo pictórico y escala óptica (1715 y 1724): “No dan menor testimonio de su ventajosa habilidad los mudos panegíricos de los diez y seis lienzos de la iglesia de los Capuchinos de dicha ciudad, todos muy grandes, y verdaderamente grandes lienzos. Y especialmente uno, que él llamaba su lienzo que es santo Tomás de Villanueva dando limosna á los pobres, donde está uno de espaldas recibiéndola que parece verdad. En el altar mayor tiene el del Jubileo de la Porciuncula, de mas de seis varas de alto, que parece estar allí la gloria; porque está Jesu-Christo con la cruz mirando a su Madre santísima á la mano derecha intercediendo por aquel gran beneficio de los mortales, y tanta diversidad, y hermosura de los angeles, que cuando lo vieron los pintores dixeron, que hasta entonces no habian visto que cosa era Pintura ni colocar un quadro en aquella distancia.”

Exposición Murillo y el convento de Capuchinos. Museo de Bellas Artes. Sevilla.
Exposición Murillo y el convento de Capuchinos. Museo de Bellas Artes. Sevilla.

3 Comentarios

  1. javeloso dice:

    me ha gustado mucho tu entrada, para sumarme al centenario del pintor escribí un pequeño comentario en mi blog: https://elcoronelnotienequienlelea.wordpress.com/2018/03/18/la-porciuncula/

  2. Bárbara dice:

    Lo mismo te digo de la tuya. Muchas gracias.

  3. Euterpe. dice:

    ¡Interesante tema de tesis, la verdad! Mucha suerte con ella y con los 20 Blogs. Yo también me presento, en otra categoría; pero con mucho de literatura, música, ciencia… Incluyo la página, desde donde se puede votar también. 🙂

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