España en la Exposición Universal de Londres de 1851


La ilustración

         «El lino y el cáñamo se trabajan con mayor o menor perfección en casi todos los puntos de la Península. Entre las infinitas fábricas que contamos, debemos citar la Real de Cartagena, de la municipalidad de Castellón, y los establecimientos de los señores Castell en Esparraguera, Ortega y Soler en Ferrol, Escudero y Azara en Cervera, y Martinez en Valencia, cuyos productos se han expuesto. Se componen en general de cordelería y lonas con destino a usos marítimos; pero se hacen notar la mantelería, los lienzos, y los plugasteles (1) de Ferrol por su gran consistencia y precios sumamente moderados. También hay telas de Manila fabricadas con una materia particular a las islas Filipinas. El Puerto de Santa María ocupa más de mil trabajadores dedicados a esta industria, y Burgos cuenta con ciento cuarenta talleres. La fábrica que hace unos cuatro años se estableció en Málaga, con arreglo al nuevo sistema, emplea a mil quinientos operarios.

Crystal Palace desde el Noreste. Comprehensive Pictures of the Great Exhibition of 1851. Dickson. 1851.
Crystal Palace desde el Noreste. Comprehensive Pictures of the Great Exhibition of 1851. Hermanos Dickson. 1852.

          Los paños españoles han sido pocos en la Exposición; pero los extranjeros convienen en que su calidad es excelente y muy bajos en precios. Los fabricados con lana de Sajonia nada dejan que desear en cuanto a vista, y son inmejorables por lo que toca a la solidez del tejido y al color. Los hay de lana del país, como los de Murcia, por ejemplo, que se venden a 20 y 24 reales vara: los comunes de Segovia son también baratísimos, y los de primera clase no pasan de 34 ó 26 reales vara. Los cobertores, mantas y bayetas de diversos colores no han podido juzgarse en Londres, pues solo se ha visto allí un cobertor de Lucena y una mantilla de mucho lujo para caballo, trabajada en la fábrica de Morella.20180630_170958

          Los tejidos de seda y oro de la célebre fábrica de Talavera de la Reina son demasiado ricos para servir de muestras. La viuda de Alcalá e hijo, el señor Castillo, de Sevilla, y el señor Orduña, de Valencia, remitieron las de los suyos, que consistían en preciosas telas para cortinaje y mueblería, en gros para trajes y terciopelos de todas las clases para chalecos. Respecto a blondas ha conquistado España una fama verdaderamente  industrial. Se fabrican en varias provincias, y particularmente en aquellas que, en la época de las conquistas de Carlos V, estuvieron más en contacto con las poblaciones flamencas. Cataluña pertenece a este número, y  ha expuesto las mejores muestras en este género, habiendo observado con extrañeza los inteligentes que Almagro, cuyo renombre es tan grande y tan antiguo en lo que concierne al artículo de blondas y encajes, nada ha remitido a la Exposición.

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          Los señores Margarit, Titer y Mir, de Barcelona, no se han mostrado tan olvidadizos. El  primero de dichos fabricantes ocupa en su vasto establecimiento mil quinientos cincuenta operarios, y sus velos, mantillas, fajas, y trajes han dado a conocer ventajosamente su nombre en Francia y en Inglaterra. Las damas se detienen con admiración delante de un adorno de muselina trabajado por una señora de Manila, con hebras de la piña y con hilo sacado de las mísmas. Este es un hecho tan nuevo como original, y para darle toda la importancia que merecía, la Sociedad Económica de las Islas Filipinas añadió al adorno un delantal, tres camisas, cuatro  puños de camisola, dos cuellos y cuatro pañuelos, uno de los cuales quedó depositado con los instrumentos que sirvieron para acomodar los filamentos.»

(1) PLUGASTEL: Tela ordinaria, mezcla de hilo y algodón (ant. Agurain). Voces y palabras antiguas de Salvatierra/Agurain.

Periodico La Ilustración. Tomo IV. 1852. Madrid.