El diamante azul


         Brillante azul

          Un diamante azul que perteneció a la segunda esposa del rey Felipe V, Isabel de Farnesio (1692-1766), fue vendido el pasado 15 de mayo en una subasta celebrada en Ginebra por 6,7 millones de dólares (5,6 millones de euros). El Azul de Farnesio, de 6,16 quilates y tallado en forma de pera, ha sido descrito por la casa de subastas Sotheby’s como «uno de los diamantes históricos más importantes del mundo». En palabras de Daniela Mascetti, vicepresidenta para Europa de Sotheby´s: «Hemos tenido resultados muy satisfactorios, especialmente en el caso del diamante Farnese (por el nombre original de su propietaria), mi favorito por su fantástica historia: 300 años en manos de miembros de la misma familia. Esperábamos buenos resultados, pero empezamos con 3,5 millones y alcanzamos los 6,7 millones de dólares. Esta pieza realmente ha superado nuestras expectativas.»

Jean Ranc. Isabel de Farnesio, reina de España. 1723. Museo del Prado.
Jean Ranc. Isabel de Farnesio, reina de España. 1723. Museo del Prado.

          El diamante fue obsequiado a Isabel de Farnesio en 1715 como regalo de bodas. En aquel momento España se hallaba empobrecida por la larga y cruenta Guerra de Sucesión y se ordenó a todas las colonias que enviaran presentes, especialmente joyas, para la nueva reina. Una flota formada por doce embarcaciones cargadas de oro, esmeraldas y otras piedras preciosas salió desde Cuba, pero por desgracia diez días más tarde un huracán hundió la mayor parte de los barcos en el Golfo de Florida, salvándose sólo uno, precisamente el que transportaba el diamante. Este había sido enviado por el gobernador de Filipinas, colonia española entre 1565 y 1821. La placa original pegada en el interior de su estuche reza lo siguiente: «Remarcable brillante de color azul. Esta piedra histórica fue un obsequio de las Islas Filipinas a Isabel de Farnesio, reina de España, esposa de Felipe V, bisabuelo del conde de Villafranca, actual propietario de esta piedra». El diamante no se quedó en España, ya que la reina Isabel lo legó a su segundo hijo varón, Felipe I de Parma, por lo tanto fue heredado por sus descendientes. En palabras de Mascetti: «Lo que todavía lo hace más especial es que hasta hoy, solo sus sucesivos propietarios sabían de su existencia».