«Todavía se llevaba corsé. Yo le declaré la guerra. El último representante de esos malditos aparatos se llamaba Gache Sarraute. Cierto es que siempre he visto a las mujeres sin saber qué hacer con sus protuberancias, e inquietándose por disimularlas o repartirlas. Pero el corsé las clasificaba en dos masas…