Goya es un genio especialísimo


          En 1840 el escritor, poeta, dramaturgo y periodista francés Teófilo Gautier realizó un periplo por nuestro país. Fruto de la experiencia escribió Viaje por España, un fascinante relato en el que fue desgranando las vivencias e impresiones de los lugares que visitó. Gautier nos habla del clima, los transportes, la comida, los toros, los monumentos, las costumbres y un sinfín de detalles y curiosidades. El libro es riguroso, ameno y de una inestimable ayuda para acercarnos a la España del romanticismo. Hoy traemos a colación los párrafos que dedicó a los dibujos y estampas de Francisco de Goya, una obra absolutamente vanguardista en su momento que le despertó, a juzgar por sus palabras, una enorme fascinación. Los álbumes de dibujos y las series de grabados del maestro aragonés no han perdido vigencia, a pesar del tiempo transcurrido, debido a su originalidad y trascendencia. Leemos la interesantísima reflexión de Gautier sobre nuestro genio universal:

          “En Francisco de Goya y Lucientes puede reconocerse todavía al nieto de Velázquez. Goya es un pintor extraño, un genio especialísimo. Nunca se ha visto una personalidad más original; ningún pintor español fue nunca tan característico. Por su vida aventurera, por su pasión y por su talento, Goya debía pertenecer a una de las épocas más florecientes del arte y, sin embargo, es casi un contemporáneo nuestro, puesto que murió en Burdeos en 1828. Goya produjo mucho, pintó asuntos religiosos, retratos, hizo aguatintas, litografía, aguafuertes, escenas de costumbres y en todo dejó la traza de su vigoroso talento. Hasta en sus dibujos más modestos se advierte la garra del león. Hay en él una extraña mezcla de Velázquez, Rembrandt y de Reynolds, pero si recuerda a estos abuelos, sin imitación servil, lo hace como un niño más por predisposición nativa que con propósito deliberado. La individualidad de este artista es tan fuerte y tan decidida que no es tarea fácil dar una idea de él.

Francisco de Goya. Autorretrato. 1795. Metropolitan Museum. Nueva York.
Francisco de Goya. Autorretrato. 1795. Metropolitan Museum. Nueva York.

          Goya no es un caricaturista como Hogarth, Bamburry o Cranach—Callot, se le acerca más— Callot, mitad español y mitad húngaro; pero Callot es neto fino, exacto a pesar de sus actitudes y de la fanfarronería de su técnica. Las composiciones de Goya parecen noches lóbregas en las que algún rayo de luz limita de pronto finas siluetas y extraños fantasmas. Es una mezcla de Rembrandt, de Watteau y de los extravagantes caprichos de Rabelais. Los dibujos de Goya están ejecutados al aguatinta, y acentuados con aguafuerte. No hay nada más franco, más abierto, más espontáneo; con un trazo da expresión a una fisonomía y una mancha obscura proyecta o deja adivinar sombríos paisajes a manera de forma.

Francisco de Goya. “La siesta”. Álbum de Sánlucar o Álbum A. 1797. Museo Nacional del Prado.
Francisco de Goya. La siesta”. Álbum de Sánlucar o Álbum A. 1797. Museo Nacional del Prado.

          Parece que las caricaturas de Goya encierran alusiones políticas, pero esto no abunda. Las alusiones tratan de Godoy, de la vieja duquesa de Benavente, de los favoritos de la reina y de algunos grandes señores de la Corte, cuyos defectos e ignorancia ponen de relieve. Goya hizo algunos otros dibujos para su amiga la duquesa de Alba, que se ocultan cuidadosamente sin duda para evitar que se saque de ello las consecuencias lógicas. Los hay que dedican su atención al fanatismo, a las glotonerías y a la estupidez de los frailes; otros representan escenas de costumbres o, de brujerías.

Francisco de Goya. Hasta la muerte. Caprichos (estampa), 55. 1797-1799. Museo Nacional del Prado. Madrid.
Francisco de Goya. «Hasta la muerte». Caprichos. 1797-1799. Museo Nacional del Prado.

          La lámina Buen viaje, que representa un vuelo de demonios —alumnos del seminario de Barahona que huyen velozmente hacia algún lugar desconocido— es admirable por la energía y la fuerza del movimiento. La colección termina con estas palabras: Es la hora. El gallo canta, los fantasmas se desvanecen y nace la luz.

Francisco de Goya. “Buen viaje”. Caprichos. 1799. Museo Nacional del Prado.
Francisco de Goya. Buen viaje”. Caprichos. 1799. Museo Nacional del Prado.

          ¿Qué alcance debe darse al sentido estético y moral de la obra de Goya? Lo ignoramos; sin embargo, parece que el artista expresó su opinión en uno de sus dibujos, que representa un hombre con la cabeza apoyada en el brazo y alrededor del cual revolotean búhos, lechuzas y grullas. El título de este dibujo es El sueño de la razón produce monstruos. Es cierto, pero es una verdad muy penosa.

Francisco de Goya. “El sueño de la razón produce monstruos”. Caprichos. 1799. Museo Nacional del Prado.
Francisco de Goya. El sueño de la razón produce monstruos”. Caprichos. 1799. Museo Nacional del Prado.

          Produjo también Goya otras obras: la Tauromaquia, colección de treinta y tres láminas; las escenas de La invasión, veinte dibujos; las aguafuertes de Velázquez, etc., etc. Las escenas de la invasión (o Desastres de la guerra) ofrecen una franca analogía con los Malheurs de Callot. Sólo se ven ahorcados, pirámides de muertos, a quienes se está robando, mujeres a quienes se viola, heridos a quienes se arrastra, fusilamiento de prisioneros, conventos saqueados, pueblos fugitivos, familias en la miseria, patriotas ahorcados. Todo ello tratado de una manera fantástica y con unas actitudes inauditas que nos hacen pensar en una invasión de tártaros.

Francisco de Goya. “Tampoco”. Desastres de la guerra. 1810 - 1814. Museo Nacional del Prado.
Francisco de Goya.Tampoco”. Desastres de la guerra. 1810 – 1814. Museo Nacional del Prado.

          Entre estos dibujos, fácilmente explicables, hay uno misterioso y terrible, cuyo sentido, apenas entrevisto, está colmado de horror y de convulsión. Es un muerto a medio enterrar, que se incorpora apoyado sobre el codo, y con su mano fría escribe, sin mirar, en un papel que tiene al lado una palabra que, por lo sombría, es digna del Dante: Nada. Alrededor de su cabeza, que tiene bastante carne para resultar más trágica que un cráneo pelado, se arremolinan apenas visibles la oscuridad de la noche, monstruosas quimeras que fosforecen aquí y allá lívidamente. Una mano fatídica sostiene una balanza, cuyos platillos se vuelcan. ¿Es posible concebir nada más desolador y siniestro?

Francisco de Goya. “Nada”. Disparates. 1814-1815. Museo Nacional del Prado.
Francisco de Goya. “Nada”. Disparates. 1814-1815. Museo Nacional del Prado.

          La vida de Goya fue larga, pues murió en Burdeos teniendo más de ochenta años. En la tumba de Goya está enterrado también el viejo arte español; todo un mundo desaparecido para siempre de toreros, majas, manolas, frailes, ladrones, alguaciles y brujas. Todo el pintoresquismo de la Península. Goya aún llegó a tiempo para recoger todo esto; creía no hacer más que caprichos, pero lo que hizo fue reproducir toda la historia de la España antigua, creyendo servir a las nuevas ideas y creencias. Sus caricaturas llegarán a ser monumentos históricos.”

Francisco de Goya. “No te escaparás”. Caprichos. 1797. Museo Nacional del Prado.
Francisco de Goya. “No te escaparás”. Caprichos. 1797. Museo Nacional del Prado.

 

2 Comentarios

  1. Julio Bazalo de Miguel dice:

    Hola Bárbara, quiero que sepas que aunque he dejado, no sé si por un tiempo nada más fcbk, te sigo y me acuerdo de ti. Estoy viendo ahora una serie brutal, que creo que tú también lo fliparías, literalmente, se trata de Versalles … una pasada de serie, sé que te gustará, si no la conoces tienes que verla.

    Un saludo con afecto de Julio. 😊

    ________________________________

  2. Bárbara dice:

    Muchas gracias por tus palabras y la recomendación. Un abrazo.

Los comentarios están cerrados.