
“Y pues Hyerónymo Bosco se nos ha puesto delante, razón será desengañar al vulgo y á otros mas que vulgo de un error que de sus pinturas tienen concebido, y es, que qualquiera monstruosidad, y fuera de órden de naturaleza que ven, luego la atribuyen á Hyerónimo Bosco, haciéndole inventor de monstruos y quimeras. No niego que no pintase extrañas efigies de cosas, pero eso tan solamente á un propósito que fue tratando del infierno, en la qual materia, quiriendo figurar diablos imaginó composiciones de cosas admirables.

Esto que Hyerónimo Bosco hizo con prudencia y decoro, han hecho y hacen otros sin discreción y juicio ninguno; porque habiendo visto en Flandes quan accepto fuese aquel género de pintura de Hyerónimo Bosc, falsamente inscripto; en las quales á él nunca le pasó por el pensamiento poner las manos, sino e humo y los cortos ingenios, ahumandolas á las chimeneas para dalles autoridad y antigüedad.

Una cosa oso afirmar de Bosco, que nunca pintó cosa fuera del natural en su vida, sino fuese en materia de infierno, ó purgatorio como dicho tengo. Sus invenciones estrivaron en buscar cosas rarisimas pero naturales: de manera, que puede ser regla universal, que qualquiera pintura, aunque firmada de Bosco, o que hubiere monstruosidad alguna, ó cosa que pase los límites de la naturaleza, que es adulterada y fingida, sino es, como digo, que la Pintura contenga en sí infierno, ó materia de él.

Es cierto, y á qualquiera que con diligencia observáre las cosas de Bosco, le será manifiesto haber sido observantisimo del decoro, y haber guardado los límites de la naturaleza cuidadosisimamente, tanto mas que ninguno otro de su arte;”
Felipe de Guevara. Comentarios de la Pintura. Hacia 1560. Edición de Antonio Ponz. Madrid. 1788. pp. 41- 43.

