
“Aunque no era modisto, consiguió crear el único vestido que se ha ganado un sitio en la historia: el Delfos, un traje casi insustancial de seda plisada que, si se dobla como una madeja de lana, cabe en las cajas más minúsculas. Las mujeres de mundo más exigentes siguen luciéndolo, siempre que hayan podido hacerse con uno de los escasos originales en alguna subasta. El modelo que Fortuny creó en 1907 nunca pasa de moda por la sencilla razón de que no lo estuvo nunca. Los entendidos lo calificaron de inmediato de obra de arte. Por fin aparecía un vestido que, aún sin mostrar nada, tampoco lo escondía.

El Delfos de Fortuny se inspiraba en los chitones de la Antigua Grecia y, como ellos, caía desde los hombros a los pies sin costuras que le dieran forma, relleno o tela recogida. Daba a las mujeres que no necesitaban llevar corsé la libertad de movimientos que anhelaban. Así, esta túnica se convirtió en el último grito para las estrellas de la danza moderna, desde Isadora Duncan a Martha Graham. La genialidad de Fortuny inspiró a muchos: primero a su amigo Paul Poiret y, luego, a la norteamericana Mary McFadden y al japonés Issey Miyake, como se ve en su colección Pleats please.

Fortuny nacido en Granada en el seno de una familia de artistas, se consideraba únicamente un pintor, aunque desarrolló talentos de los más dispar, tanto en su país como en Venecia, ciudad a la que se trasladó a los 18 años. Fue ingeniero, inventor, fotógrafo, impresor, coleccionista y descubridor. El interés por las telas y los colores le hizo experimentar con el terciopelo, la seda y las técnicas de estampado. Las formas le dejaban indiferente.

Su primera creación fue el chal Knossos, una túnica de corte similar a un sari confeccionada con seda estampada. Fue muy apreciado como comodín para distintos usos en el vestuario teatral y lo usó, entre otras, Mata Hari. De la misma manera, el Delfos nació de un simple retal de seda que Fortuny consiguió plisar de forma permanente con un método secreto que todavía no ha logrado aclararse. Otro misterio lo constituyen los sutiles matices cromáticos de la tela. Todos estos detalles convierten al vestido de Fortuny en una pieza de museo.”

Joaquín Sorolla. Elena vestida con un delfos amarillo. 1909. Colección particular.
Charlotte Seeling. Moda. El siglo de los diseñadores. 1900-1999. Könemann. 2000. p. 36.
Una historia interesante ,que no conocia…!
Mariano Fortuny fue un gran artista que cultivó los más diversos campos. Muchas gracias por su comentario y un cordial saludo.
Excelente….amo al trabajo y su autora