
El 16 de mayo de 1696 fallecía en Madrid la reina viuda Mariana de Austria víctima de un zaratán o cáncer de pecho. Esta penosa enfermedad existe desde hace siglos, siendo las crónicas escritas por los médicos de inestimable ayuda para conocer qué mujeres la sufrieron y su desarrollo. Lamentablemente la ciencia todavía no podía prestar alivio y cura, pero en algunos casos, sí podemos conocer el diagnóstico y la evolución. Así certificó la enfermedad de Su Majestad el médico que la atendió: “Hace seis días que nuestra Altísima Reina nos mostró un tumor que tiene en el pecho izquierdo (y que de mucho tiempo atrás ocultaba) de la magnitud y tamaño de la cabeza de un recién nacido. Aunque no se haya entre las costillas, tiene su raíz en ellas, y avanza, y avanza hacia el exterior mostrando en su superficie cinco o seis excrecencias duras como piedras.

Toda la superficie del tumor es dura y amoratada, y produce dolores que alguna vez llegan hasta las costillas e impiden a S.M. conciliar el sueño en toda la noche. Obsérvanse en el tumor venas henchidas de sangre biliosa y manchas cárdenas como las producidas por el traumatismo. Su forma es irregular y horrible a la vista, de todo lo cual se deduce que se trata de un cáncer del que habla Galeno, y al que Cornelio Celso llama “carcinoma”. No se ha extendido aún, pero su color y los dolores que produce hacen temer que se extienda pronto. Se intenta su curación por el método preservativo y paliativo, con anuencia del Venerable Real Colegio de Médicos y Cirujanos, y se procura que el tumor no crezca usando los medicamentos atenuantes y evacuantes, es decir, eliminando los humores fibrosos y tratando de reducirlos. Dios, Optimo, Máximo, devuelva a su Majestad la salud y prolongue su vida muchos años. Madrid, 5 de abril de 1696.”

Se trató de sanar a doña Mariana acudiendo a remedios sobrenaturales transportando al Real Alcázar el mismo cuerpo de San Isidro y la Virgen de Atocha, de la que la familia real era muy devota. El tumor se abrió llegando a alcanzar un tamaño más que considerable (la cabeza de un niño de siete años). La reina falleció el 16 de mayo de 1696 siendo enterrada en el panteón de reyes de San Lorenzo de El Escorial. Para adentrarnos un poco en el personaje debemos remontarnos al 7 de octubre de 1649 cuando, con tan sólo quince años, contrajo matrimonio con su tío carnal Felipe IV (hermano de su madre María de Habsburgo).

Sus consecutivos embarazos con el fin de dar un heredero al trono no se vieron del todo recompensados, ya que a pesar de traer al mundo un varón, que reinó bajo el nombre de Carlos II, este fue un hombre débil y enfermizo. Carlos estuvo aquejado de numerosas dolencias a lo largo de toda su vida, entre otras la epilepsia, y aunque contrajo matrimonio en dos ocasiones, no pudo dar al trono el ansiado heredero. Como consecuencia la Casa de Austria en España llegó a su fin. Su madre enviudó en 1665 a los 31 años, por lo que hubo de asumir la regencia de la nación al contar Carlos con tan solo cuatro años. Como sabemos el luto en la corte se seguía con sumo rigor pero doña Mariana lo llevó al extremo, ya que desde ese momento vistió con tocas de viuda hasta el fin de sus días.


Ana de Austria, reina de Francia y tía carnal de Mariana, padeció la misma enfermedad. En 1664 fue diagnosticada de un cáncer de mama en estado avanzado. Ana pasó dos años sufriendo terribles dolores, el tumor estaba ulcerado por lo que producía un pestilente olor. Los remedios empeoraban su estado ya que se basaban en sangrías e incluso se le llegó a cortar la carne en varias ocasiones. Un auténtico tormento ante el que la paciente exclamó: “No se pudren los cuerpos sino antes de morir y a mí me condena Dios a pudrirme en vida”. Ana de Austria falleció en 1666 a causa de un cruento cáncer de pecho, uno de los primeros certificados de la historia. Faltaban siglos para que la medicina dispusiera de los suficientes medios y conocimientos para poder no solo curar, sino para paliar y aliviar el sufrimiento.

Muy interesante Barbara!
Abrazo enorme
Muchas gracias a ti. Un abrazo muy fuerte y gracias por tu fidelidad.
La falta de buenos diagnósticos , , el hecho de no permitir la apertura de los cuerpos (ya sea por falta de anestésicos o por tabues religiosos ) hizo en la antiguedad no se descubrieran enfermedades .
🤹 una pregunta quisiera hacer a la historiadora. Si esta niña de la que sufrió este cáncer tuvo la dicha de tomar la leche de su madre, me refiero la primera leche que arroja el pecho de la mujer❓ porque hago esta pregunta❓ porque se entiende que el calostro tiene las defensas adecuadas para el sistema inmunológico del ser humano como también en el animal, el cual al ser alimentado de esta manera se libra al recién nacido de enfermedades tales como la poliomielitis, le vuelve resistente a otros enfermedades y qué le sirven de protección al recién nacido.
Tremendo!No conocía esa evolución. Gracias Barbara
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Gracias a ti. Un saludo.
Muy interesantes todos tus artículos, Bárbara. Gracias.
Muchas gracias por tu comentario María Isabel. Un saludo.